NUEVA YORK, 14 Abr. (Reuters/EP) -
La puesta en marcha de cribados para detectar precozmente la diabetes en población adulta asintomática no parece reducir la mortalidad cardiovascular, según datos de un estudio de la Oregon Health and Science University (Estados Unidos) publicado en la revista 'Annals of Internal Medicine'.
Según han visto, la detección en fases más iniciales sí frenó la progresión de los primeros avances de la diabetes, lo que se conoce como prediabetes, hasta la enfermedad como tal, pero no tiene ningún impacto en el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular en los 10 años posteriores.
La diabetes es la principal causa de insuficiencia renal, amputaciones de miembros inferiores y ceguera, así como una de las principales causas de enfermedad cardiaca y accidente cerebrovascular. De hecho, en Estados Unidos es ya la séptima causa de muerte.
El trabajo, llevado a cabo entre 2007 y 2014, se produce después de que en 2008 el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos recomendara realizar el test de detección de la diabetes en personas asintomáticas con el objetivo de mejorar el diagnóstico de la enfermedad y evitar que, cuando se detecte, esté ya avanzada y las complicaciones sean más difíciles de tratar.
"Muchas personas con diabetes temprana pueden no tener síntomas, y por lo tanto no buscan atención", reconoció Shelley Selph, autor principal del estudio, que sin embargo cree que todavía es pronto para saber si el cribado aporta algún beneficio real en la mortalidad.
En 2010 se diagnosticaron alrededor de 21 millones de nuevos casos y otros ocho millones de ciudadanos se sometieron a estas pruebas pero resultaron estar libres de enfermedad. De los diagnósticos, la mayor parte se constató en personas con obesidad o con una edad avanzada.
Al igual que la obesidad, la hipertensión también es un factor de riesgo para la diabetes, lo que hizo incluir también en estos cribados a personas con una presión arterial elevada.
Sin embargo, el estudio constata que el riesgo de mortalidad cardiovascular después de 10 años en los pacientes sometidos al cribado fue el mismo que el de los pacientes que fueron diagnosticados sin participar en él.
No obstante, los autores reconocen que su puesta en marcha tampoco tuvo efectos perjudiciales, más allá de la posible ansiedad generada en quienes fueran diagnosticados.
Y en las personas con prediabetes, que tienen niveles altos de azúcar pero no se pueden considerar pacientes diabéticos como tal, la posibilidad de un tratamiento precoz y un cambio en los hábitos de vida sí resultó eficaz para retrasar la progresión de la enfermedad.