MADRID 31 Jul. (EUROPA PRESS) -
La radiología vascular e intervencionista (RVI) ofrece soluciones "eficaces, seguras y mínimamente invasivas" para tratar el dolor relacionado con procesos tumorales avanzados, como el dolor óseo, visceral o secundario a obstrucciones, asegura el radiólogo vascular e intervencionista del Hospital La Fe de Valencia, Raúl García Marcos.
Según la Sociedad Española de Radiología Vascular e Intervencionista (SERVEI), múltiples estudios han demostrado que técnicas como la crioablación o la radiofrecuencia percutánea de metástasis óseas logran "una reducción significativa del dolor, con bajos índices de complicaciones".
Además, las guías clínicas de sociedades como la Cardiovascular and Interventional Radiological Society of Europe (CIRSE), la International Society of Radiology (SIR) o la European Society For Medical Oncology (ESMO) ya reconocen estas intervenciones como opciones válidas en escenarios paliativos, especialmente cuando se busca el control del dolor o la mejora funcional sin un enfoque curativo.
En este sentido, aunque la RVI en los equipos de cuidados paliativos todavía no es universal en España, en muchos hospitales de tercer nivel los radiólogos intervencionistas ya colaboran estrechamente con los equipos de paliativos, oncología y las Unidades de Dolor. En concreto, su participación es "especialmente valiosa" en comités multidisciplinares donde se evalúan opciones terapéuticas mínimamente invasivas para mejorar la calidad de vida de los pacientes, afirma Marcos.
"Los radiólogos intervencionistas no solo podemos ayudar, sino que debemos estar implicados", apunta el experto. Igualmente, añade que, a menudo, intervienen cuando otros tratamientos ya no son eficaces o están contraindicados, pero también en primeras líneas.
HERRAMIENTAS QUE PUEDE APORTAR LA RVI A LOS CUIDADOS PALIATIVOS
Entre las múltiples herramientas que puede aportar la RVI a los cuidados paliativos, la SERVEI destaca la ablación percutánea (radiofrecuencia, microondas o crioablación) de metástasis óseas dolorosas o tumores de partes blandas, "con excelente control del dolor"; las cementoplastias; las fijaciones óseas "para estabilizar lesiones líticas, donde falta hueso y reducir el dolor mecánico"; los bloqueos nerviosos guiados por imagen, útiles para el control del dolor visceral refractario al tratamiento médico con opiáceos; los drenajes paliativos, que alivian síntomas y evitan ingresos hospitalarios prolongados; o las embolizaciones selectivas en casos de sangrados tumorales o de dilataciones con stent en síndromes de congestión.
"La clave es ofrecer una opción que mejore la calidad de vida, minimice los efectos secundarios y permita una recuperación rápida", apunta Raúl García Marcos, que considera que, con el tiempo, los cuidados paliativos podrían ser un área de especialización para los radiólogos vasculares e intervencionistas. "Así como existen radiólogos intervencionistas especializados en oncológica, pediatría o patología hepatobiliar, el campo de los cuidados paliativos representa una oportunidad real de subespecialización".
"La RVI puede y debe formar parte del abordaje integral del paciente al final de la vida, y eso pasa por una mayor formación específica y reconocimiento dentro del sistema sanitario", concluye.