MADRID, 29 May. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de investigadores de la Universidad de McMaster (Estados Unidos) ha desarrollado un análisis de sangre fiable y preciso para rastrear la ingesta de grasa individual, una herramienta que podría guiar la política de salud pública sobre la alimentación saludable.
Hasta ahora, el establecimiento de directrices fiables ha sido un reto importante para los epidemiólogos nutricionales, porque tienen que confiar en que los participantes en el estudio registren fielmente su propio consumo, creando resultados propensos al error humano e informando de forma selectiva, sobre todo cuando se trata de dietas con alto contenido en grasas.
Para el estudio, publicado en la revista 'Journal of Lipid Research', los químicos desarrollaron una prueba que detecta los ácidos grasos específicos no esterificados (NEFAs), un tipo de ácido graso libre circulante que puede ser medido usando un pequeño volumen de muestra de sangre.
"Los epidemiólogos necesitan mejores formas de evaluar de manera confiable la ingesta alimenticia cuando desarrollan recomendaciones nutricionales. Los alimentos que consumimos son muy complejos y difíciles de medir cuando se basan en la autoinformación o en el recuerdo de la memoria, especialmente en el caso de las grasas alimentarias. Hay miles de sustancias químicas a las que estamos expuestos en los alimentos, tanto procesados como naturales", explica Philip Britz-McKibbin, profesor del Departamento de Química y Biología Química de la Universidad McMaster y autor principal del estudio.
Los investigadores evaluaron primero la dieta habitual de las mujeres embarazadas en su segundo trimestre, una importante etapa de desarrollo del feto. A las mujeres, algunas de las cuales tomaban suplementos de aceite de pescado omega-3, se les pidió que informaran sobre su consumo medio de pescado graso y productos lácteos con alto contenido en grasas y luego se les hizo una prueba con la nueva tecnología. Su estudio también monitoreó los cambios en los NEFAs de omega-3 en las mujeres que siguieron a una alta dosis de suplementos de aceite de pescado omega-3 en comparación con un placebo.
Los investigadores pudieron probar que ciertos NEFAs en sangre coincidían estrechamente con las dietas y/o suplementos que las mujeres habían reportado, sugiriendo que los biomarcadores dietéticos pueden servir como una herramienta objetiva para la evaluación del consumo de grasa.
"El consumo de grasas es uno de los aspectos más controvertidos de las políticas de salud pública en materia de nutrición, dadas las recomendaciones de dietas bajas en grasas que anteriormente eran defectuosas, y la creciente popularidad de las dietas basadas en la cetogénesis bajas en carbohidratos y altas en grasas. Si podemos medirlo de forma fiable, podemos empezar a estudiar cuestiones como: ¿Deberían las mujeres embarazadas tomar aceite de pescado? ¿Son las mujeres deficientes en ciertas grasas dietéticas? ¿Una cierta dieta o suplemento conduce a mejores resultados de salud para sus bebés?", dice Britz-McKibbin.