¿Puede la neuroimagen revelar el origen de los trastornos psiquiátricos? Todavía no

Archivo - Concepto de electroencefalograma, cerebro
Archivo - Concepto de electroencefalograma, cerebro - THITAREESARMKASAT/ ISTOCK - Archivo
Publicado: miércoles, 11 enero 2023 17:14

MADRID, 11 Ene. (EUROPA PRESS) -

Un estudio dirigido por la Universidad de Yale (Estados Unidos) ha mostrado que aún quedan algunos flecos por resolver antes de que los médicos puedan relacionar las imágenes del cerebro con trastornos psiquiátricos como el trastorno de estrés postraumático (TEPT).

La tecnología de neuroimagen ha demostrado ser muy prometedora para ayudar a los médicos a relacionar síntomas específicos de trastornos mentales con patrones anormales de actividad cerebral. Sin embargo, aún tiene sus limitaciones, tal y como demuestra esta investigación, que se ha publicado en la revista científica 'American Journal of Psychiatry'.

Hace varios años, los Institutos Nacionales de Salud Mental de Estados Unidos pusieron en marcha una iniciativa de investigación multimillonaria para localizar biomarcadores de la actividad cerebral que apunten a las raíces biológicas de una serie de enfermedades mentales, que hoy en día suelen identificarse mediante la evaluación clínica de una constelación de síntomas, a menudo superpuestos, de los que informan los pacientes.

"La idea es olvidar la clasificación de las enfermedades en función de los síntomas y encontrar las causas biológicas subyacentes", ha explicado Ilan Harpaz-Rotem, catedrático de Psiquiatría y Psicología de Yale y autor principal del estudio.

Para el nuevo estudio, el equipo trató de replicar los resultados de un estudio anterior de neuroimagen a escala nacional, en el que científicos de Emory y Harvard relacionaron grupos de actividad cerebral con diversos resultados entre pacientes que habían llegado a los servicios de urgencias de EE.UU. tras sucesos traumáticos.

En concreto, cuando los investigadores midieron la actividad cerebral de los pacientes durante la realización de tareas sencillas (incluidas las que sondean las respuestas a amenazas y recompensas) detectaron un grupo de actividad cerebral que mostraba una alta reactividad tanto a las señales de amenaza como a las de recompensa y parecía predecir síntomas más graves de TEPT más adelante.

Sin embargo, cuando los investigadores analizaron datos de neuroimagen similares recogidos de supervivientes de traumas recientes en Israel, no pudieron replicar estos hallazgos. Si bien identificaron los distintos grupos de actividad cerebral observados en el estudio anterior, no hallaron ninguna relación con los posibles síntomas del TEPT.

"Esto no quiere decir que un conjunto de datos sea correcto y el otro erróneo, sino que queda mucho trabajo fundamental por hacer para desarrollar modelos fiables que puedan generalizarse a distintos estudios", ha apuntado Ziv Ben-Zion, investigador postdoctoral asociado de la Facultad de Medicina de Yale y autor del estudio.

De hecho, los investigadores trabajan actualmente con los del estudio original Emory-Harvard para fusionar conjuntos de datos "con el fin de buscar patrones subyacentes comunes de actividad cerebral asociados a diferentes respuestas al trauma".

"Hicieron falta unos 100 años para llegar a las clasificaciones actuales de las enfermedades mentales, pero sólo en los últimos 10 años hemos explorado el perfeccionamiento de los diagnósticos psiquiátricos mediante biomarcadores. Aún nos queda mucho camino por recorrer", ha remachado Harpaz-Rotem.