Por qué la pseudociencia ha hecho tanto daño a la Medicina

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GETTY IMAGES/ISTOCKPHOTO / MARCOMARCHI
Actualizado: viernes, 12 octubre 2018 10:41

   MADRID, 12 Oct. (EDIZIONES) -

   A finales de septiembre cerca de 400 médicos y científicos enviaron una misiva a la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, alertándole de que las pseudociencias o terapias alternativas matan, unas prácticas que, según alertan, han llevado a miles de enfermos a la muerte en España y se siguen llevando a la práctica con total impunidad. Y el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) ha instado al Ministerio y a las diferentes comunidades autónomas a un pronunciamiento "expreso e inmediato" contra estas prácticas que "están generando tan graves problemas para su salud personal y para la salud pública en general".

   La ministra ha adelantado en el Congreso que su departamento está trabajando en una estrategia contra la homeopatía y las pseudociencias. "Ya estamos trabajando en el asunto, tanto en la homeopatía como en las pseudociencias con el Ministerio de Ciencia", ha aseverado la ministra.

   Según denuncian, son practicadas por personas que no son médicos "pero ejercen con impunidad desde centros que incumplen la legislación de centros sanitarios" o bien son médicos colegiados que actúan con el conocimiento de los colegios médicos, que les permiten "seguir engañando a enfermos graves y llevarlos, en el mejor de los casos, a caer en un engaño, o en el peor, a la muerte".

   Es más, rechazan que estas "mal llamadas terapias alternativas", que van más allá de la homeopatía, presentan más posibilidades de morir a los pacientes, no sólo carecen de evidencia de científica sino que, en numerosos casos, van en contra de ella. Por ello han reclamado a la cartera de Sanidad que promueva la elaboración de nuevas normativas que protejan los derechos del enfermo y de la familia.

   Recientemente han salido a la luz los casos de Mario Rodríguez, un joven de 21 años con leucemia que en 2014 renunció a su tratamiento de quimioterapia guiado por un curandero que decía superar esta enfermedad con vitaminas. Murió a los 6 meses. O el de Rosa Morillo, una economista de 43 años que decidió tratar su cáncer de mama con homeopatía y a los 3 años falleció. Por desgracia no son los únicos casos. Son miles a día de hoy.

   Desde Inglaterra visitó hace poco España el profesor Edzard Ernst, profesor emérito de Medicina, que desde hace años escribe en la prensa británica con frecuencia en contra de estas pseudoterapias. En 2015 ganó el prestigioso premio John Maddox por la Defensa de la Ciencia.

   En concreto presentó su libro 'Un científico en el País de las Maravillas' (Next Door Publishers), un manual que ofrece una cruda reflexión sobre el daño que ha causado la pseudociencia en el campo de la Medicina y que tuvo muchísima repercusión en Gran Bretaña cuando se publicó.

   Edzard Ernst se licenció en Medicina en Alemania, donde también completó su tesis médica y su tesis doctoral. Fue profesor de Medicina Física y Rehabilitación (MFR) en la Escuela de Medicina de Hannover (Alemania) y jefe del departamento de MFR en la Universidad de Viena (Austria). Llegó a la Universidad de Exeter (Reino Unido) en 1993 para instaurar la primera Cátedra de Medicina Complementaria. Era la primera cátedra del mundo en Medicina alternativa.

   "Se trata de un ámbito de la Medicina que nunca se había estudiado de forma sistemática y que estaba casi enteramente dominado por fervientes partidarios y entusiastas declarados, el más famoso de ellos el Príncipe Carlos de Inglaterra. Muchos de ellos mostraban una actitud abiertamente hostil y anticientífica hacia el estudio objetivo de sus terapias predilectas. Me quedé asombrado ante el grado de ferocidad que los partidarios de la Medicina alternativa desplegaron con tal de mantener sus terapias protegidas de cualquier escrutinio", advierte en el libro.

   En una entrevista con Infosalus, Ernst confiesa que la medicina alternativa o las pseudociencias, como su propio nombre indica, se trata de "ciencia falsa" y como tal, dice que "daña todo lo que significa la ciencia".

   "Ser médico y trabajar como científico no solamente me ha dado la posibilidad de denunciar la peligrosa y creciente influencia de la pseudociencia en la medicina, sino que también, paradójicamente, me ha proporcionado la motivación y la entereza para mirar atrás, con serenidad, hacia el pasado inasumible", afirma.

   Entre las tres principales prácticas fraudulentas de la medicina alternativa, este profesor emérito de Medicina alerta sobre la homeopatía, "ya que no tiene efectos más allá del placebo"; de la quiropráctica, ya que "puede causar un daño significativo"; así como de la mayor parte de los suplementos dietéticos que, a su juicio, "son inútiles".

   Es más, subraya que hay que tener mucho cuidado con los tratamientos naturales ya que estos no están exentos de daño. "No están probados al 100% por lo que no están libres de riesgos. La etiqueta 'natural' es meramente un truco comercial", advierte.

   En su libro afirma también que administrar placebos a pacientes enfermos puede ser poco ético y, además, peligroso, según confiesa porque dar placebos quita a los pacientes de la oportunidad de recibir tratamientos efectivos. "También puede ser dañino si el paciente está seriamente enfermo y necesita de una terapia efectiva", señala Ernst.

   Por otro lado, considera que la comunidad científica sigue promocionando las terapias alternativas, a pesar de que se suele desconocer cuan eficaces y seguras son, porque hay mucho dinero alrededor de ellas, lo que hace que los consumidores se gasten muchísimo dinero en estas "terapias inefectivas".

   En algunas ocasiones, cuando se realizan estudios científicos sobre este tipo de terapias y los resultados no son muy favorecedores, algunos prescriptores y usuarios de las mismas aducen que la ciencia contemporánea no está preparada para evaluar este tipo de terapias, y que las pruebas científicas a las que se están sometiendo dichas terapias no son "justas" o no pueden evaluar los efectos de las mismas.

   Preguntado por este asunto, Ernst destaca que siempre cada afirmación terapéutica puede y debe estar comprobada. "Para aquellas afirmaciones de que los test no son ciertos yo siempre replico: diseña tú un test que sea justo y riguroso".

   Por otro lado, cuando se pretende evaluar la evidencia científica en torno a este tipo de terapias, sus defensores (y en ocasiones sus usuarios) suelen argumentar, además, que las bases de datos biomédicas no albergan estudios de terapias alternativas y que, por lo tanto, la evaluación de las pruebas es parcial y no incluye todos los estudios realizados.

   "Basta con ir a portales médicos en Internet para encontrar miles de estudios de medicina alternativa. El problema no es la falta de investigaciones sino que los resultados no confirman las esperanzas y creencias de los que creen en la pseudociencia o medicina alternativa porque los estudios más importantes y seguros tienden a obtener resultados negativos frente a estas practicas alternativas", alerta el experto.