Una prueba rápida identifica problemas de alfabetización en niños

Actualizado: miércoles, 15 julio 2015 13:31

   MADRID, 15 Jul. (EUROPA PRESS) -

   Una prueba biológica rápida puede ser capaz de identificar a los niños que tienen problemas de alfabetización o discapacidades de aprendizaje mucho antes de que aprendan a leer, según una nueva investigación de la Universidad Northwestern, en Evanston, Illinois, Estados Unidos, cuyos resultados se publican este martes en 'Plos Biology'.

   El trabajo se centra en la capacidad del niño para descifrar el habla -- específicamente consonantes-- en un caótico ambiente ruidoso. Los niños ágrafas cuyos cerebros procesan ineficientemente el habla en un contexto de ruido son más propensos que el resto a tener problemas con la lectura y el desarrollo del lenguaje cuando llegan a la edad escolar, según los autores.

   Este enlace recién descubierto entre la capacidad del cerebro para procesar el lenguaje que se habla en un ambiente ruidoso y la habilidad de leer en prelectores "ofrece un espejo biológico de la alfabetización futura de un niño", explica la autora principal del estudio Nina Kraus, directora del Laboratorio de Neurociencia Auditiva de Northwestern.

   "Hay excelentes intervenciones que podemos hacer con los lectores con dificultades durante los cruciales años de preescolar, pero cuanto antes mejor", apunta Kraus, profesora de Ciencias de la Comunicación, Neurobiología y Fisiología en la Facultad de Comunicación. "El reto ha sido identificar los niños que son candidatos para estas intervenciones y ahora hemos descubierto una manera", agrega.

   Ambientes ruidosos, como los hogares con televisores a todo volumen y llantos de niños, aulas ruidosas o paisajes urbanos, pueden alterar los mecanismos cerebrales asociados con el desarrollo de alfabetización en los niños en edad escolar.

   El estudio de Northwestern, que mide directamente la respuesta del cerebro al sonido utilizando electroencefalografía (EEG), es uno de los primeros en encontrar el efecto perjudicial en los niños ágrafas. Esto sugiere que la capacidad del cerebro para procesar los sonidos de las consonantes en el ruido es fundamental para el lenguaje y el desarrollo de la lectura.

   El habla y la comunicación a menudo se producen en lugares ruidosos, entornos que gravan el cerebro. El ruido afecta especialmente a la capacidad del cerebro para escuchar las consonantes, en lugar de las vocales, porque las consonantes se dicen muy rápidamente y las vocales son acústicamente más simples, según Kraus.

   "Si la respuesta del cerebro al sonido no es óptima, no puede seguir el ritmo de los rápidos cómputos requeridos para procesar el ruido", dice Kraus. "Si un niño no puede dar sentido de estos sonidos a través del ruido de fondo, no desarrollará los recursos lingüísticos necesarios cuando comience a aprender a leer", apostilla.

   En el estudio, se colocaron los cables de EEG en el cuero cabelludo de los niños; lo que permitió a los investigadores evaluar cómo el cerebro reacciona al sonido de las consonantes. En la oreja derecha, los jóvenes participantes en el estudio escucharon el sonido 'da' superpuesto sobre el murmullo de seis personas hablando, mientras en la oreja izquierda, escucharon la banda sonora de una película que ellos eligieron, para mantenerlos quietos.

PREDICE CON EXACTITUD

   "Cada vez que el cerebro responde al sonido emite electricidad, por lo que podemos captar cómo el cerebro extrae el habla del ruido --apunta Kraus--. Podemos ver con una definición extrema lo bien que el cerebro extrae cada detalle significativo en el habla".

   Los investigadores capturaron a tres aspectos diferentes de la respuesta del cerebro al sonido: la estabilidad con la que los circuitos estaban respondiendo; la velocidad con la que los circuitos estaban activando; y la calidad con la que los circuitos representaban el timbre del sonido. Con el uso de estos tres datos, desarrollaron un modelo estadístico para predecir el rendimiento de los niños en las pruebas clave de alfabetización temprana.

   En una serie de experimentos con 112 niños entre las edades de 3 y 14 años, el equipo de Kraus descubrió que su evaluación neurofisiológica de 30 minutos predice con una precisión muy alta cómo un niño de 3 años de edad realizará múltiples pruebas de prelectura y cómo, un año más tarde a los 4 años, se desempeñará a través de múltiples habilidades lingüísticas importantes para la lectura.

   El modelo ha demostrado que también predice con exactitud la perspicacia en la lectura de los niños en edad escolar, además de si habían sido diagnosticados con una discapacidad de aprendizaje. "La importancia de nuestro enfoque biológico es que podemos ver cómo el cerebro da sentido al sonido y su impacto para la alfabetización,en cualquier niño", concluye Kraus.

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