Seminario sobre dermatología pediátrica en el Colegio de Médicos de Cantabria
SANTANDER, 4 Ago. (EUROPA PRESS) -
Los problemas dermatológicos suponen el 20 pro ciento de las consultas pediátricas, según se ha puesto de manifiesto en un seminario sobre dermatología pediátrica celebrado recientemente en el Colegio de Médicos de Cantabria, bajo la dirección de la vocal de Atención Primaria y pediatra, Montserrat Matilla.
En el foro, la doctora Ángela Hernández explico que los motivos de consulta más frecuente incluyen la dermatitis atópica, el acné, y algunas infecciones víricas como verrugas y papilomas. La prevalencia varía en función de la edad, siendo más frecuente la dermatitis atópica en los niños más pequeños, y el acné y las infecciones víricas en el niño escolar o adolescente, aseguró.
En relación con el acné juvenil, Hernández explicó que aparece en edades cada vez más precoces, y en la actualidad, las guías de práctica clínica internacionales consideran esta posibilidad también en niños prepuberales (10-12 años). Se calcula, según dijo, que hasta el 85% de los adolescentes padecen acné en mayor o menor grado.
La experta destacó repercusión física y psicológica que tiene el acné para quien lo padece, por lo que es imprescindible tratarlo, y el tratamiento elegido dependerá de la morfología, gravedad y localización de las lesiones, siendo el pediatra y, si es necesario, el dermatólogo, los profesionales que deben valorar a los niños para hacer un tratamiento adecuado y prematuro de esta patología.
Además, en el seminario Según ha informado el Colegio de Médicos en nota de prensa, se abordaron las 'Manchas buenas, feas y malas', señalando la pediatra la importancia de distinguir las lesiones discrómicas que son signo de enfermedad genética y las que son meramente anecdóticas.
En su opinión, para diferenciar las manchas intrascendentes de las que deben hacer sospechar una enfermedad sistémica asociada hay que tener en cuenta la morfología, el número de lesiones y su asociación o no con otras lesiones dermatológicas.
Sin embargo, recordó que las enfermedades genéticas pueden aparecer en los niños "de novo", es decir, sin evidencia de antecedentes familiares de la enfermedad.
"La piel permite diagnosticar algunas enfermedades genéticas con una simple inspección visual. Conocer la morfología de las lesiones que alertan sobre una enfermedad sistémica es fundamental para no diagnosticar en exceso ni minimizar algunos hallazgos importantes".
Según manifestó la dermatóloga pediátrica, la neurofibromatosis es la enfermedad neurocutánea más frecuente, y el diagnóstico suele ser sospechado en primera instancia por el pediatra de Atención Primaria.
"Las manchas sugerentes de esta enfermedad aparecen en número igual o mayor a seis, tienen más de cinco milímetros en los niños o más de 15 mm en los adultos, y son de tono marrón, morfología ovalada y con bordes típicamente (aunque no siempre) lisos. La distinción con otras lesiones como nevus melanocíticos o nevus hipercrómicos es importante para no sobrediagnosticar la enfermedad", explicó la doctora Hernández.