MADRID 26 Sep. (EUROPA PRESS) -
El grupo de investigación CTS-525 de la Universidad de Córdoba, liderado por el catedrático en Medicina Interna de la institución universitaria, José López Miranda, ha ideado la forma de predecir en un complejo análisis de sangre el riesgo de padecer diabetes tipo 2 a partir de la composición de ácidos grasos presentes en el plasma sanguíneo, unos ácidos grasos que dependen de la ingesta dietética y de cómo el metabolismo de cada persona los modifica.
Concretamente, la investigación ha analizado en profundidad más de 500 especies lipídicas en la sangre, una información que, según ha explicado el autor principal del estudio en la UCO, permite establecer "la huella metabólico-lipídica de cada persona al detalle".
El objetivo es diseñar estrategias de intervención directas sobre los pacientes que presenten riesgo de padecer diabetes tipo 2, una enfermedad que afecta aproximadamente al 15 por ciento de la población mundial y que, a tenor de los resultados, podría controlarse de forma anticipada estableciendo cambios en la alimentación.
Los resultados, que serán publicados próximamente en una revista científica, se enmarcan dentro del proyecto de investigación internacional FAME, una iniciativa en la que también participa el grupo GC21 de la UCO, liderado por Feliciano Priego, y que pretende estudiar la relación entre la composición lipídica del plasma sanguíneo y distintas enfermedades metabólicas. El objetivo es establecer biomarcadores a partir de los ácidos grasos presentes en el organismo y estudiar cómo la dieta los modula para determinar el riesgo de padecer ciertos trastornos metabólicos.
El proyecto, a su vez, según ha destacado el investigador, se engloba dentro de un gran ensayo clínico denominado 'CORDIOPREV' que pretende analizar las posibilidades de padecer un infarto de miocardio en pacientes que ya han sufrido un primer episodio cardiovascular.
Para ello, se están confrontando dos modelos de dieta saludable, dieta mediterránea y dieta pobre en grasas y rica en hidratos de carbono complejos, en poblaciones de alto riesgo para comprobar cómo la alimentación puede modular la probabilidad de que se desarrolle un segundo infarto.