MADRID, 25 Jun. (EUROPA PRESS) -
Los últimos estudios apuntan a que "podrían existir cientos de subtipos biológicos de esquizofrenia y esta heterogeneidad extrema supone un gran reto para la investigación", según el profesor Henry Nasrallah, del departamento de psiquiatría y neurociencia comportamental de la Escuela de Medicina de la Universidad de San Luis en EE.UU.
Así, lo ha puesto de manifiesto durante el simposio Nuevos Tiempos, organizado por Janssen Pharmaceutical Companies of Johnson & Johnson y enmarcado en el Proyecto Vive, donde ha centrado su ponencia en los últimos avances en el conocimiento del campo de la neurobiología de la psicosis.
Entre estos últimos ha querido añadir los avances genéticos; el conocimiento de la neurotoxicidad de la psicosis y la disfunción mitocondrial en esquizofrenia; el papel de la neuroprotección con antipsicóticos atípicos de nueva generación, y la constatación de la alta mortalidad "que se produce en los cinco primeros años tras un primer episodio psicótico".
También ha indicado que existen diferencias neurobiológicas en pacientes psicóticos dependiendo de la edad. De esta manera, "la esquizofrenia en niños menores de 10 años es la más grave y difícil de tratar; hay un mejor pronóstico en pacientes mayores de 25 años, especialmente en mujeres; y las mujeres mayores de 60 años tienen una probabilidad de psicosis significativamente más alta que los hombres a esa edad".
En este sentido, el profesor Luis Rojo Moreno, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Valencia y jefe de Sección de Psiquiatría Infanto-Juvenil y Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia, afirmaba que un tratamiento efectivo a largo plazo se basa en la prevención de recaídas para mejorar la recuperación funcional y frenar el deterioro del paciente.
"Los tratamientos inyectables de larga duración favorecen el cumplimiento, facilitan que el paciente se mantenga estable y que no haya neurotoxicidad cerebral como consecuencia de la propia enfermedad", ha declarado Moreno.
LOS TRASTORNOS ESQUIZOAFECTIVOS TIENEN UNA PREVALENCIA DEL 0,3% A NIVEL MUNDIAL
Otro aspecto destacado durante la jornada fue la sintomatología afectiva. Las alteraciones del ánimo, bien por exaltación o sintomatología maníaca, bien por tristeza o clínica depresiva, pueden aparecen en diferentes trastornos mentales.
Así, las alteraciones afectivas pueden estar presentes en los trastornos depresivos; en los trastornos bipolares; y en los trastornos esquizoafectivos, que tienen una prevalencia del 0,3 por ciento a nivel mundial.
Por este motivo, el abordaje integral del paciente con sintomatología afectiva suele combinar estabilizadores del ánimo y en muchos casos, antipsicóticos para que no haya descompensaciones y así evitar recaídas. El tratamiento individualizado es clave en estos pacientes, dependiendo de la enfermedad de base y de las características del propio paciente.
"El abandono del tratamiento farmacológico es muy frecuente, de modo que mejorar la adherencia, utilizando fármacos con buen perfil de tolerabilidad y con posologías cómodas, es fundamental para conseguir un mejor pronóstico de la enfermedad. La psicoeducación, centrada en incrementar la conciencia de enfermedad, también ayudaría a reducir la estigmatización social y a acortar el actual retraso en el diagnóstico", ha indicado el profesor Rojo.
Asimismo, el especialista ha recordado que muchos pacientes con síntomas afectivos utilizan cannabis como forma de automedicación de los síntomas depresivos. El cannabis empeora claramente la adherencia, por lo que los pacientes consumidores se benefician claramente de los antipsicóticos inyectables de larga duración.
"Estos antipsicóticos también funcionan en pacientes del polo maníaco o hipomaníaco, incumplidores con el tratamiento oral, y en pacientes con trastorno bipolar en casos de adherencias parciales, polaridad maníaca, mala tolerancia o resistencia a estabilizadores del ánimo, así como con mal curso de la enfermedad por abuso de tóxicos o cicladores rápidos", ha concluido.