VALNCIA 12 May. (EUROPA PRESS) -
El Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV) ha resaltado que la primavera es una de las épocas "más complicadas" para la salud de los pies porque los cambios de la meteorología, con la alternancia de días más fresco y otros bastante calurosos, se salta con "mucha frecuencia de un calzado cerrado a otro abierto y, en muchas ocasiones, no suele escogerse el más adecuado", lo que provoca talalgias, tendinitis y fascitis, así como ampollas y laceraciones.
Al respecto, el podólogo y miembro de la junta directiva del ICOPCV, Jorge Escoto, ha explicado que en invierno el pie está habituado al calzado cerrado y en verano a otro más ligero y abierto, pero el problema de la primavera es que "venimos de utilizar un calzado cerrado que confiere buena sujeción al pie a, de repente, sacar las sandalias del año anterior porque ha salido un día de mucho calor".
De este modo, señala que nos ponemos un calzado que a lo mejor no hemos evaluado si su suela y plantilla se encuentran en buen estado y, además, que "alternemos mucho de calzado sujeto a otro que suele serlo poco o nada, lo que genera "un impacto y un estrés en los pies y en su piel". Respecto a las laceraciones, que son muy abundantes, advierte de que la población vulnerable con problemas de cicatrización como diabéticos o tercera edad pueden convertirse en un "riesgo grave" para su salud general.
RECOMENDACIONES
Desde el ICOPCV se ha recomendado que, para proteger la salud de los pies en primavera visitar al podólogo para revisar el estado de los pies y el estado de las uñas; no utilizar esmaltes permanentes, retirarlo cada 7 -10 días y dejar 24-48h las láminas ungueales sin esmaltar para evitar en otoño hongos en las uñas; revisar el estado del calzado de primavera verano del año anterior.
Asimismo, aconsejan no realizar la transición de calzado de forma brusca para evitar fascitis plantar o tendinitis aquileas; elegir un calzado fabricado en materiales transpirables y material flexible para evitar rozaduras o ampollas, así como lavar los pies a diario, secarlos minuciosamente e hidratarlos correctamente, además de aplicarles protección solar para evitar quemaduras solares si se llevan expuestos.