MADRID, 12 Ene. (EUROPA PRESS) -
La culpa es un sentimiento incómodo y puede resultar agobiante. Investigadores de la Universidad de Basilea (Suiza) han demostrado que los placebos pueden ayudar a reducir el sentimiento de culpa, incluso cuando el placebo se administra abiertamente
Las personas no siempre nos comportamos de forma impecable en nuestras relaciones con los demás. Cuando nos damos cuenta de que esto nos ha causado daño inadvertidamente, solemos sentirnos culpables. Es un sentimiento incómodo y nos motiva a tomar medidas correctivas, como disculparnos o confesar.
Por eso se considera que la culpa es una emoción moral importante, siempre que sea adaptativa, es decir, adecuada y proporcional a la situación.
"Puede mejorar las relaciones interpersonales y, por tanto, es valiosa para la cohesión social", ha afirmado Dilan Sezer, investigador de la División de Psicología Clínica y Psicoterapia de la Universidad de Basilea.
En el estudio, publicado en la revista científica 'Scientific Reports', con el fin de despertar sentimientos de culpa, se pidió a los participantes en el estudio que escribieran sobre alguna ocasión en la que hubieran hecho caso omiso de normas de conducta importantes o hubieran tratado injustamente, herido o incluso dañado a alguien cercano. La idea era que los participantes en el estudio siguieran sintiéndose mal por la situación elegida.
A continuación, los participantes fueron asignados aleatoriamente a tres condiciones. A los participantes de un grupo se les dieron pastillas placebo diciéndoles engañosamente que se trataba de un medicamento real, mientras que a los participantes de otro grupo se les dijo que se les había dado un placebo. A ambos grupos se les dijo que lo que se les había dado sería eficaz contra el sentimiento de culpa. El grupo de control no recibió ningún tratamiento.
Los resultados mostraron que los sentimientos de culpa se redujeron significativamente en ambos grupos de placebo en comparación con los que no recibieron medicación.
Lo mismo ocurrió cuando los sujetos sabían que se les había administrado un placebo. "Nuestro estudio apoya, por tanto, el intrigante hallazgo de que los placebos funcionan incluso cuando se administran abiertamente, y que la explicación del tratamiento es clave para su eficacia", ha afirmado el autor principal del estudio, Dilan Sezer. Todos los participantes en este estudio estaban sanos, no padecían trastornos psiquiátricos ni estaban en tratamiento con psicotrópicos.
Cuando los sentimientos de culpa son irracionales y se prolongan, se consideran desadaptativos, es decir, desproporcionados. Estas emociones pueden afectar a la salud de las personas y son también, entre otros, un síntoma común de la depresión.
Los estudios científicos han demostrado que los efectos placebo pueden ser potentes en el tratamiento de la depresión. Pero el hallazgo de que los placebos abiertos también pueden ser útiles para emociones tan fuertes como la culpa es nuevo.
Es lógico, según Dilan Sezer, que intentemos aprovechar estos efectos para ayudar a los afectados: "La administración de placebos abiertos, en particular, es un enfoque prometedor, ya que preserva la autonomía del paciente al permitirle ser plenamente consciente de cómo funciona la intervención".
Los resultados del estudio son un primer paso prometedor en la dirección de tratamientos más éticos y específicos de los síntomas para las dolencias psicológicas mediante placebos abiertos, prosigue Sezer.
Habrá que seguir investigando si es posible tratar el sentimiento de culpa desadaptativo con placebos. Y aún no se sabe si también son posibles efectos similares con otros estados de ánimo. Para Dilan Sezer, una cosa es segura: "Utilizar placebos sería una opción de tratamiento barata y sencilla para muchas dolencias psicológicas y físicas."
