MADRID, 20 Oct. (EUROPA PRESS) -
A pesar de la pandemia, el control de la enfermedad de los pacientes alérgicos y, concretamente, de los asmáticos, no ha empeorado, ha señalado expertos con motivo del 33 Congreso Nacional de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) en el Palacio de Congresos de Zaragoza, donde se congregarán más de mil expertos en la Especialidad para abordar un programa innovador - que sitúa en el centro al paciente que sufre cualquier tipo de patología alérgica atendiendo a sus particularidades, más allá de la propia enfermedad.
"Cancelamos las citas presenciales y pasamos a realizar la mayor parte de nuestra actividad asistencial en las consultas de alergología de forma telefónica. La mayor parte de pruebas diagnósticas tuvieron que suspenderse", apunta el doctor Antonio Valero, presidente de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).
No obstante, durante los meses de pandemia, sí se prestó atención a pacientes que precisaban estudios de alergia indispensables, como por ejemplo, alergias a fármacos (antibióticos esenciales, quimioterápicos, etc.) y se continuó con la administración de tratamientos crónicos inyectables indispensables, además de reajustarse las pautas de vacunación con inmunoterapia.
"Esto ha contribuido a que los pacientes alérgicos y, concretamente, los asmáticos, hayan estado bien controlados a pesar de que la mayor parte de nuestros esfuerzos han estado puestos en atender a los pacientes COVID-19. Hemos realizado citas por vía telemática cuando no ha sido posible de forma presencial. Además, los tratamientos biológicos de aquellos pacientes con asma grave se han seguido administrando, siguiendo siempre las medidas de protección sanitaria que en cada momento eran pertinentes", concluye el experto.
No obstante, durante la época más acuciante de la infección por SARS-CoV-2, los profesionales sanitarios y concretamente, los alergólogos, se incorporaron a los equipos de atención especializada COVID-19 en todos los centros sanitarios. "Como el de cualquier otro profesional sanitario, el rol del alergólogo ha sido muy importante en la gestión de la pandemia", subraya el doctor Juan Fraj, representante del Comité Científico del Congreso.
"Su amplia formación en medicina interna y aparato respiratorio dota a este profesional de los conocimientos y habilidades suficientes para atender a pacientes agudos de cualquier patología médica y, en este caso concreto, a los pacientes con insuficiencia respiratoria ligada a la infección por coronavirus y otras morbilidades asociadas que presentan estos pacientes", continúa.
VACUNACIÓN FRENTE A LA COVID-19 EN PACIENTES ALÉRGICOS
Al inicio de la vacunación frente al coronavirus, muchas personas alérgicas manifestaron su gran preocupación en relación con las reacciones adversas que habían manifestado otros pacientes alérgicos en países que habían comenzado con anterioridad su proceso de inmunización frente al virus.
En este sentido, desde la SEAIC se elaboraron recomendaciones para autoridades y población general sobre la vacunación frente a la COVID-19 en pacientes alérgicos, ya que existían muchas dudas al respecto y concretamente, sobre los excipientes de las vacunas.
"Desde la SEAIC colaboramos y seguimos colaborando en la confección de guías de administración de estas vacunas en personas alérgicas, así como en la evaluación de casos que supuestamente reaccionaron de forma alérgica. Asimismo, estamos implicados en el seguimiento del registro de reacciones adversas con las vacunas frente a la COVID-19", explican los alergólogos.
No obstante, a pesar de las recomendaciones, los alergólogos tuvieron que hacer frente a una cantidad ingente de consultas, debido a que muchos pacientes alérgicos acudían a las clínicas para ratificar que podían vacunarse frente a la COVID-19.
"Para dar una respuesta rápida, a las personas alérgicas que acudían a la consulta por primera vez, se les generaba una cita preferente para conocer los detalles de su historial alergológico y proceder en consecuencia. Si, por el contrario, se conocía el historial médico del paciente, se revisaba y se procedía a elaborar unas recomendaciones ad hoc para cada paciente. Y si era necesario, se les realizaba un estudio alergológico para descartar alergia a los excipientes de las vacunas", concluyen los expertos.
El congreso, que ha comenzado este miércoles y finalizará el próximo 23 de octubre,