MADRID, 16 Ago. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo análisis de diferentes estudios publicados por editoriales académicas tradicionales, realizado por investigadores de la Universidad de California Santa Bárbara (EEUU) ha reafirmado que los perros rastreadores entrenados son "tan efectivos y, a menudo, más efectivos" y precisos que las pruebas de antígenos para detectar la infección por Covid-19.
Un número creciente de estudios en los últimos dos años ha destacado el poder de los perros para detectar el virus sigiloso y sus variantes, incluso cuando están ocultos por otros virus, como los del resfriado común y la gripe.
"Pasó de cuatro artículos a 29 estudios revisados por pares, que incluyen más de 400 científicos de más de 30 países y 31.000 muestras", afirma el distinguido profesor emérito de UC Santa Bárbara, Tommy Dickey, quien, con la colaboradora Heather Junqueira de BioScent, reunió la reciente cantidad masiva de hallazgos en este nuevo análisis publicado en el 'Journal of Osteopathy Medicine'.
Los perros no solo pueden detectar el virus SARS-CoV-2 más rápido, sino que también pueden hacerlo de manera no intrusiva, sin el impacto ambiental que conllevan los antígenos de un solo uso.
Esto se debe a sus narices altamente evolucionadas, con optimizaciones físicas y neuronales para el olfato. Los perros tienen cientos de millones de receptores olfativos, en comparación con los cinco o seis millones de los humanos, y un tercio completo de sus cerebros se dedica a interpretar olores, en comparación con un escaso cinco por ciento en los cerebros humanos.
Todas estas mejoras significan que los perros pueden detectar concentraciones muy bajas de olores asociados con las infecciones por COVID-19.
"Pueden detectar el equivalente a una gota de una sustancia olorosa en 10,5 piscinas olímpicas. En perspectiva, esto es aproximadamente tres órdenes de magnitud mejor que con instrumentación científica. En algunos casos, los perros pudieron detectar COVID-19 en pacientes presintomáticos y asintomáticos cuya carga viral era demasiado baja para que funcionaran las pruebas convencionales", explica el autor, Tommy Dickey.
Además, el autor añade que "los perros pueden distinguir el COVID-19 y sus variantes en presencia de otros virus respiratorios potencialmente confusos, como los del resfriado común o la gripe". "Son mucho más efectivos. De hecho, uno de los autores que citamos en el artículo comentó que la prueba RT-PCR ya no es el estándar de oro, es el perro", asegura.
En algunos escenarios, el perro olfateaba rápidamente a la persona y se sentaba para indicar la presencia de COVID-19. En otros, al perro se le daba una muestra de sudor para oler, un proceso que podía llevar unos minutos. La velocidad es especialmente importante en situaciones como la fase anterior de la pandemia, cuando una brecha de días entre la prueba y el resultado podría significar un aumento exponencial de infecciones si la persona es positiva, o escenarios que involucran un alto volumen de personas.
Los perros de olor como beagles, basset hounds y coonhounds serían los perros ideales para la tarea, dada su tendencia natural a depender de los olores para relacionarse con el mundo, pero los estudios mostraron que una variedad de otros perros están a la altura del desafío.
Dadas unas pocas semanas de entrenamiento, los cachorros y los perros mayores, machos y hembras, de pura raza y mestizos, se desempeñaron admirablemente. En un estudio, un pit bull terrier "problemático" que había sido abusado encontró una segunda oportunidad al convertirse en un detector de COVID-19 perfectamente capaz.
A pesar de estas críticas entusiastas, sigue habiendo desafíos para colocar al mejor amigo del hombre en la corriente principal de los diagnósticos médicos, aunque los animales han demostrado ser exitosos en la detección de otras afecciones, como la diabetes y el cáncer.
"Después de realizar esta revisión integral, creemos que los perros de rastreo merecen su lugar como una metodología de diagnóstico seria que podría ser particularmente útil durante futuras pandemias, potencialmente como parte de exámenes de salud de rutina rápidos en espacios públicos", aseveran los investigadores.