MADRID, 13 Nov. (EUROPA PRESS) -
La Asociacion Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) reclama una Ley Integral de Violencia contra la Infancia que haga aflorar el maltrato, que proporcione una estrategia global para responder al fenómeno y que imponga medidas como formación para todos los profesionales implicados en detección o la escucha activa de los menores a cualquier edad en procesos de guarda y custodia.
Lo han explicado la presidenta de la organización, Concepción Sánchez Pina; la también pediatra y vicepresidenta de la entidad, Narcisa Palomino y la abogada de Di Ubaldo Abogados, Adriana Bonezzi en una rueda de prensa durante la que han incidido en el papel de estos profesionales sanitarios en la detección de violencia sobre los niños y la falta de formación de que disponen para poder identificar los casos.
"Estamos faltos de formación. Tenemos un protocolo y sabemos cómo activarlo. El problema es saber identificar el caso", reconoce Palomino. La pediatra ha citado un estudio de la Universidad de Sevilla según el cual, en España habría entre 10 y 15 niños por cada 1.000 sufriendo violencia en el ámbito familiar, lo que significa que los pediatras tendrían entre 10 y 15 niños en riesgo bajo su ámbito de actuación, pero "sólo se conoce un 10%".
Una de las medidas que reclama la asociación para mejorar la detección es que se permita a los pediatras de atención primaria acceder al Registro Unificado de Maltrato Infantil (RUMI) al que acceden ya servicios hospitalarios de distintos puntos del país. En este archivo figuraban en 2015 un total de 13.818 notificaciones de sospecha de maltrato, 5.730 grave y 8.088 leve o moderado sólo en el ámbito de las familias, de acuerdo a los datos oficiales a los que ha tenido acceso Europa Press.
Un total de siete niños y niñas han sido asesinados en lo que va de año por los hombres que maltrataban a sus madres, sin contar el asesinato de una menor en Alzira (Valencia), aún por confirmar.
Cuando se trata de violencia en general, el Ministerio del Interior recogió en 2016 los casos de 27.100 menores que fueron víctimas de delitos que implicaban algún tipo de violencia. En total, 5.523 fueron víctimas de delitos graves en el ámbito familiar, 4.393 sufrieron delitos contra la libertad e indemnidad sexual y 53 fueron víctimas de delitos de homicidios y asesinatos consumados o en grado de tentativa, de acuerdo a los datos recopilados por UNICEF.
"Si no estamos bien formados, no vamos a ver un caso de maltrato aunque lo tengamos delante y para eso, hay que poner recursos porque este problema está infradiagnosticado. Si no hay formación, vamos a seguir desprotegiendo a la infancia", ha añadido Palomino. Para Adriana Bonezzi, "el reto es afrontarlo de una forma global, como se hace con la violencia de género".
En su opinión, una ley específica de violencia sobre la infancia establecer además de esa formación obligatoria, "una estrategia global de defensa de estos menores", "recursos suficientes" para hacer frente a este fenómeno, medidas para "involucrar a todas las partes" y otras centradas "en el cuidado de los niños con especial atención a la situación de las familias".
Durante su exposición las tres expertas han incidido en las consecuencias para los niños en el caso particular de la violencia de género ejercida contra sus madres y han puesto el acento en aquellos menores que son obligados a pasar tiempo con el maltratador para cumplir sentencias que fijan un régimen de visitas, algo que a juicio de las pediatras puede ser devastador.
Para estos casos, aunque no sólo, reclaman que se revise la edad de escucha del menor, pues la legislación establece que a partir de los 12 años se tendrá en cuenta su opinión pero a juicio de las pediatras, ellos deben tener desde el principio si no la última palabra, una muy relevante a la hora de fijar con qué progenitor viven y si visitan o no al otro porque, en palabras de Palomino, no puede ser que los derechos de un progenitor que no cumple (como no lo hace un padre maltratador) estén por encima".
"Un niño que es agredido por una persona manifiesta, da igual verbalmente o no, que tiene terror a esa persona. Todo eso para identificarlo hay que estar formado y hay que confiar en la palabra del niño porque esa sombra que hay muchas veces en nuestra cabeza sobre la posibilidad de que sea mentira hace mucho daño. Los menores no mienten. Nos puede incomodar lo que dicen pero hay que oirles y hay que tener en cuenta su opinión", ha sentenciado Palomino.
Junto a esa verbalización, las expertas hablan de "señales" que deben hacer al pediatra sospechar que el niño sufre algún tipo de maltrato y que no siempre son tan obvias como un hematoma. De hecho, el maltrato familiar más habitual, según explican, son las negligencias --falta de alimentación, falta de aseo, dejadez etc.--, seguidas del maltrato psicológico, el físico y después, el abuso sexual infantil. "Tenemos que estar preparados para dar una respuesta a ese niño que necesita protección", ha añadido la pediatra.