MADRID 1 Sep. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de investigadores de la Sociedad Europea de Cardiología ha descubierto que las compresiones torácicas, realizadas por un dispositivo de pistón mecánico estándar, son más efectivas que las compresiones solo con las manos para la reanimación cardiopulmonar (RCP) en situaciones de microgravedad como la que experimentan los astronautas en el espacio.
El estudio, que será presentado durante el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología (del 29 de agosto al 1 de septiembre), ha demostrado que los mencionados dispositivos alcanzan la profundidad necesaria pera ser efectivos, en comparación con los actuales métodos de RCP recomendados para viajes espaciales, en los que tratar un paro cardíaco se convierte en un "desafío" tanto para el reanimador como para el paciente, pues ambos pacientes se encuentran flotando.
"Probamos diferentes maneras de administrar compresiones torácicas a bordo de un 'laboratorio volante' que recreaba las condiciones de microgravedad que experimentan los astronautas en el espacio. El uso de un dispositivo automático de compresión torácica fue el único método que proporcionó la profundidad recomendada por las guías internacionales de reanimación para mantener el flujo sanguíneo al cerebro en un paro cardíaco real", ha afirmado el investigador Nathan Reynette, del Departamento de Cardiología de la Universidad de Lorraine y el Centro Hospitalario Universitario Regional (CHRU) de Nancy (Francia).
Tras ello, ha mostrado la importancia de incorporar estos hallazgos a las futuras guías para el tratamiento del paro cardíaco en el espacio, y es que en la actualidad, agencias como la NASA (Estados Unidos) recomiendan el método de RCP solo con las manos, en el que el reanimador coloca las manos sobre el pecho del paciente, presionando con las piernas el costado de la nave espacial para generar la presión necesaria para las compresiones torácicas.
La investigación ha tenido lugar a bordo de una aeronave civil modificada llamada A310 Air Zero G, en el Centro Nacional de Estudios Espaciales (CENEST), la agencia espacial francesa, en la que se han usado fases de caída libre del vuelo parabólico para recrear con precisión la microgravedad durante 22 segundos en cada parábola, con aproximadamente 30 parábolas por vuelo.
Tras probar tres dispositivos automáticos de compresión torácica, el de pistón mecánico estándar es el que logró una mayor profundidad hasta alcanzar los 53 milímetros, mayor que la de los otros dos dispositivos, con una profundidad media de 29 milímetros, o del método de RCP manual, con 34,5 milímetros. Según las recomendaciones de buenas prácticas, como las del Consejo Europeo de Resucitación, las compresiones torácicas deben alcanzar una profundidad de entre 50 y 60 milímetros para ser eficaces.
Aunque los paros cardíacos son un riesgo "relativamente bajo" en las misiones espaciales debido a que la mayoría de los astronautas son personas jóvenes, sanas y en buena forma física que se someten a un control médico intensivo antes de la misión, la posibilidad de realizar otras más prolongadas en un futuro, así como el turismo espacial, podrían aumentar el riesgo de una emergencia médica.
Investigaciones futuras también podrían explorar si los dispositivos automatizados de compresión torácica podrían resultar útiles para realizar RCP en entornos como submarinos y bases árticas.
En el proyecto también han colaborado las francesas Universidad de París, el Laboratorio Georges Charpak de la Escuela Nacional de Artes y Oficios de París Tech, del Centro Nacional de Estudios Espaciales y Novespace.