MADRID 26 Mar. (EUROPA PRESS) -
Los padres reacios a la a la vacunación infantil que permanecen firmes en la creencia de que es más beneficioso para sus hijos no vacunarles tienen una baja percepción del riesgo que asumen sus hijos, según advirtió el doctor Diego Van Esso, miembro del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP) durante su intervención en las Jornadas de Vacunas de la AEP 2010 que se están celebrando en Málaga.
Según explicó el doctor, "diversos estudios apuntan que detrás de la decisión de no vacunar a un hijo hay generalmente miedo a que la inmunización cause un efecto secundario grave". Y añadió que, "las familias que toman esta decisión tienden a sobredimensionar los posibles efectos adversos de la vacuna".
A pesar de esto, "España cuenta con unas tasas de vacunación de la población infantil muy elevadas, que alcanzan en torno al 95 ciento". En general, "existe una conciencia muy desarrollada sobre el importante papel de las vacunas y su gran eficacia en la erradicación de enfermedades inmunoprevenibles", señaló el experto.
Las fuentes en las que se basan muchas de estas personas reacias presentan la información de una forma sesgada y parcial. Por ello, es fundamental, aún más en estos casos, la labor educativa e informativa del pediatra.
"Los especialistas deben trasmitir a la familia la información objetiva sobre la seguridad de las vacunas que aconsejamos, con una actitud dialogante y respetuosa, intentando crear un clima de confianza para hacerles ver el riesgo que corre su hijo si no se vacuna", afirmó. La experiencia demuestra que así "una proporción significativa de estos padres, aceptan finalmente vacunar a sus hijos", indicó Van Esso.
La inmensa mayoría de los pediatras españoles vacunan a los lactantes, niños y adolescentes de cuya salud son responsables y la inmensa mayoría de las familias aceptan las vacunas indicadas en el calendario de vacunaciones. Sin duda, "el compromiso de los pediatras y las enfermeras pediátricas de nuestro país es mantener el alto nivel de cobertura vacunal que es la mejor garantía para que no se produzcan brotes epidémicos de enfermedades que ya deberían pertenecer al pasado", asegura el doctor.
MOVIMIENTOS ANTIVACUNAS
En España, al igual que en otros países, existen grupos antivacunas aunque su implantación es significativamente menor que en los de cultura anglosajona. "Los llamados grupos o movimientos antivacunas son personas organizadas que difunden el mensaje que las vacunas son negativas para la salud. Abogan por la no vacunación, despreciando la efectividad vacunal y magnificando los posibles efectos secundarios de las vacunas ", añadió el doctor van Esso.
Los riesgos que implica el rechazo a esta estrategia preventiva son muchos e incluso, en algunos casos, pueden ser fatales o dejar secuelas permanentes. "El riesgo de un niño que no está vacunado depende, fundamentalmente, de la potencial gravedad de cada patología". Así, por ejemplo, no estar vacunado de tétanos o meningitis y padecer la enfermedad comporta una alta mortalidad.
"En otros casos depende de factores como la edad al ser el individuo más vulnerable a determinadas edades", explicó este especialista. Un ejemplo sería la tosferina, que durante los primeros meses de vida puede ser muy grave e incluso mortal o la enfermedad neumocócica invasiva más frecuente en los primeros años de vida.
Aunque la finalidad de la vacunación es prevenir la enfermedad para la que se vacuna, algunasaportan otro adicional como la inmunidad de grupo. "Se trata una protección que afecta también al individuo no vacunado que, al estar rodeado de niños que no enferman, por estar vacunados, tiene una defensa que no tendría en otro tipo entorno", indicó el doctor.