Se retira este jueves tras 47 años de carrera
MADRID, 26 Abr. (EUROPA PRESS) -
El gastroenterólogo Gerardo Prieto Bozano, fundador de la Unidad de Rehabilitación Intestinal y Trasplante Multivisceral del Hospital La Paz, se retira este jueves tras 47 años "salvando vidas". Para agradecérselo, pacientes de toda España que pasaron por sus manos le han rendido homenaje con un vídeo de sus propios testimonios.
Por las manos del doctor Prieto han pasado cientos de niños con fallo intestinal. De entre todos ellos, muchos han participado de forma activa en el reconocimiento, que ha organizado la Asociación Española de ayuda a niños con trasplante multivisceral y afectados de fallo intestinal y nutrición parenteral (NUPA) en el marco de un encuentro nacional de familias y pacientes con fallo intestinal.
Entre los testimonios, se encuentra el de Rafi Romero, una mujer de 41 años, que probablemente es su paciente más antigua. "Vengo desde Granada para agradecerle que él fuera la única persona en este país dispuesto a luchar contra mi enfermedad cuando muchos otros médicos se habían ya dado la vuelta. No recuerdo mi vida sin el doctor Prieto, él es mucho más que alguien de mi familia", ha señalado la mujer.
Al acto también han asistido los padres de algunos niños que ya no están, pero que han mostrado de igual forma su agradecimiento al doctor: "Siempre fuimos conscientes de que nuestra hija Izarbe tenía una enfermedad rara, que la lista de espera de un trasplante es una carrera de fondo y que quizás nunca llegaría. Otros médicos nos habían asegurado que Izarbe nunca iba a poder salir del hospital. El doctor Prieto y su equipo lo hicieron posible y no tendremos forma de agradecérselo lo bastante nunca", han explicado.
Prieto ha agradecido el reconocimiento, y ha confesado entre risas que, aunque en el Hospital La Paz no le iban a dar un "finiquito" de agradecimiento por los servicios prestados, ese homenaje era el "verdadero finiquito". Ha recibido regalos, un álbum de fotos y mucho cariño por parte de los niños que ayudó, con el aplauso incansable de las familias de fondo.