Entre el 4 y el 8% de los pacientes con insuficiencia cardiaca padece hiperpotasemia

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Corazón - PIXABAY - Archivo
Publicado: jueves, 14 noviembre 2019 10:38

MADRID 14 Nov. (EUROPA PRESS) -

Entre el 4 y el 8 por ciento de los pacientes con insuficiencia cardiaca tiene hiperpotasemia, según ha informado la Fundación Española del Corazón (FEC) con motivo de la celebración, el próximo 27 de noviembre, del VII Foro de Salud Cardiovascular para Pacientes y Familiares.

El potasio es un mineral con carga eléctrica, es decir, se trata de un electrocito que resulta esencial para el funcionamiento de todas las células, músculos, tejidos y órganos del cuerpo. La concentración de potasio en sangre debe mantenerse dentro de unos límites fisiológicos para evitar problemas graves. Se considera que hay hiperpotasemia cuando los niveles son superiores a 5 miliequivalentes por litro (mEq/l).

"Una de las funciones más importantes del potasio es el mantenimiento de la frecuencia cardiaca, además de permitir la contracción de los músculos y la transmisión de los impulsos nerviosos", ha dicho el doctor Nicolás Manito, para comentar que las alteraciones en la contracción muscular y en la transmisión de los impulsos nerviosos, pueden ocasionar acontecimientos graves como, por ejemplo, bloqueos de la conducción eléctrica del corazón, arritmias o, incluso, paro cardiaco.

Normalmente los riñones ayudan a mantener el nivel correcto de potasio igualando la cantidad que se ingiere con la cantidad que se elimina, en su mayor parte por la orina. "En el caso de que los riñones no funcionen correctamente, por ejemplo, si se presenta enfermedad renal crónica, los riñones no pueden eliminar el potasio sobrante presente en la sangre", ha detallado el cardiólogo.

Por esto, prosigue, la insuficiencia renal es una de las causas "más frecuentes" de hiperpotasemia y ya se conoce la relación directa entre la afectación renal y la enfermedad cardiovascular. Además, los pacientes con enfermedad cardiovascular, y en especial los pacientes diabéticos, presentan mayor tasa de afectación renal en forma de insuficiencia renal crónica, lo que contribuye el aumento del potasio crónico en sangre.

La segunda causa de hiperpotasemia es la toma de determinados fármacos. En estos casos, la presencia de hiperpotasemia limita que los pacientes puedan tomar las dosis de fármacos recomendadas para tratar diversas enfermedades cardiovasculares. Un ejemplo de ellas es la insuficiencia cardiaca.

"En esta enfermedad, el uso de medicamentos como los llamados inhibidores del sistema renina angiotensina aldosterona (iSRAA) pueden aumentar el potasio y ello obliga a reducir su dosis o a suspenderlos", ha aclarado el doctor Manito, para informar de que, por otro lado, la insuficiencia cardiaca puede llegar a disminuir el flujo de sangre a los riñones y esto a su vez es causa de insuficiencia renal e hiperpotasemia.

OPTIMIZACIÓN DEL TRATAMIENTO

Para el experto, la optimización terapéutica en el área cardiovascular depende en muchos pacientes del correcto control del potasio, por lo que ha destacado la importancia de evitar situaciones que pongan en riesgo al paciente como es precisamente la hiperpotasemia.

No obstante, en la actualidad existen fármacos eficaces que evitan la hiperpotasemia y permiten la optimización terapéutica de aquellos pacientes con patologías cardiovasculares como la insuficiencia cardiaca con o sin insuficiencia renal concomitante.

"Por otra parte, el manejo de la enfermedad cardiovascular conlleva que muchos pacientes reciban múltiples medicaciones, además de una serie de pautas de autocontroles, alimentación y comportamientos que dificultan su total cumplimiento. El profesional sanitario debe ser capaz de asesorar, aconsejar cómo usarlos y hacer un seguimiento del paciente", ha apostillado.

Las principales fuentes de potasio en la dieta incluyen: frutas (naranjas, uvas, moras, plátanos, kiwis, aguacates, nectarinas, mangos, papayas, ciruelas o granadas), verduras (coles de Bruselas, zanahorias, patatas, espinacas, calabazas, tomates, judías o legumbres), productos lácteos (yogures y quesos), frutos secos y semillas.