El paciente debe recibir una información clara, adecuada a sus necesidades y que no le cree falsas expectativas

Actualizado: lunes, 26 abril 2010 20:21

MADRID, 26 Abr. (EUROPA PRESS) -

El libro 'Hablemos de Consentimiento informado, historia clínica e instrucciones previas', que cuenta con el patrocinio de la Fundación AstraZeneca y ha sido coordinado por la Fundación Leucemia y Linfoma (FLL), aconseja al facultativo trasmitir al paciente siempre una información clara, concreta, adecuada a sus necesidades y que no le cree falsas expectativas.

"Es muy importante establecer un diálogo médico-paciente en el que el enfermo sea honesto con el facultativo transmitiéndole siempre información veraz y completa y el paciente pregunte todo aquello que le ayude a disipar dudas", apunta el citado Manual, recientemente editado.

Sobre la información que el facultativo debe aportar al enfermo esta publicación advierte de que "hay que explicar en qué consiste la actuación, las consecuencias más importantes que la intervención origina con seguridad, los beneficios de la intervención, los riesgos personalizados de cada paciente en particular dependiendo de sus circunstancias personales o profesionales, los riesgos probables de la intervención en condiciones normales, las contraindicaciones que pueda haber y las posibles alternativas terapéuticas al tratamiento que se propone".

En casos de menores e incapacitados, señala que el paciente debe ser informado de acuerdo con sus posibilidades de comprensión y, de forma complementaria, se deberá explicar a su representante legal todo lo concerniente a su enfermedad. Con dicha información en la mano el paciente podrá participar voluntaria, consciente y activamente en la toma de decisiones respecto a su enfermedad.

Por ello, es importante hacer un esfuerzo por facilitar la información al enfermo y garantizar de esta forma la toma de decisiones sobre su salud. En esta línea, destacan tres herramientas fundamentales que debe conocer: el consentimiento informado, la historia clínica y las instrucciones previas.

Las únicas excepciones se dan "cuando existe un riesgo para la salud pública, y no sólo por motivos sanitarios sino también por motivos de seguridad pública o cuando existe un riesgo inminente y grave para la integridad física o psíquica del enfermo y sea imposible conseguir su autorización".

No obstante, el paciente también tiene derecho a negarse a ser informado, si así lo decide, pero tal renuncia ha de constar siempre por escrito. Además, "por necesidad terapéutica el médico puede omitir información cuando, por razones objetivas, considere que ésta puede perjudicar el estado de salud del paciente de forma grave". En este caso, el médico dejará constancia razonada de dichas circunstancias en la historia clínica y deberá comunicárselo a los familiares.

AMPARO LEGAL PARA EL PROFESIONAL

La información, que será dada siempre por un médico o responsable sanitario del procedimiento, se facilitará normalmente de forma verbal y el consentimiento también se obtendrá de dicha forma. Sin embargo, hay algunos supuestos en los que la ley exige que se haga por escrito: en intervenciones quirúrgicas, procedimientos diagnósticos y terapéuticos invasivos o aplicación de algunos de ellos que supongan repercusiones negativas sobre la salud del paciente.

Otro de los temas que trata el libro es la historia clínica, un documento donde queda registrado tanto el estado del paciente como todos los actos médicos-sanitarios que se le han realizado. El mismo es propiedad del centro sanitario y del facultativo, sin embargo lo que algunos pacientes no saben es que "puede acceder a la ella e incluso, obtener copia de los datos que figuran en el". En dicha publicación se aclara asimismo que a la historia clínica no pueden acceder los familiares de los pacientes salvo que el enfermo dé su autorización.

Por último, también destaca el documento de instrucciones previas que facilita que el paciente exprese de forma anticipada su voluntad con el de fin de preveer una situación en la que no sea capaz de manifestar sus decisiones. Así, se pueden decidir cuestiones como el destino de sus órganos en caso de fallecimiento o la actuación ante las incapacidades por enfermedades como el Alzheimer.

Sus ventajas no son sólo para el paciente que así controlará el tipo de asistencia médica a recibir sino que de esta forma se beneficiarán los médicos "que se sienten moral y legalmente amparados ante la toma de decisiones difíciles".

El contenido del libro ha sido desarrollado por la unidad de bioética de la dirección general de Información y Atención al Paciente del servicio madrileño de salud, ha sido coordinado bajo la dirección técnica de Juan Siso, y patrocinado Celgene, Fundación La Caixa y Celvitae, y cuenta con el aval de la Fundación Leucemia y Linfoma (FLL).