MADRID, 31 Oct. (EUROPA PRESS) -
Las personas afectadas por un un ictus isquémico que además de la terapia neurorrehabilitadora se tratan con oxígeno hiperbárico, en un gran porcentaje de los casos, obtienen mejoría y reducen el tiempo de recuperación, ha indicado el responsable de BioBarica en Madrid, el doctor Elías López.
Un ictus isquémico comporta la interrupción de la llegada de sangre al cerebro y ocurre en un 85 por ciento de los casos. Cada minuto que el cerebro está sin riego sanguíneo mueren casi dos millones de neuronas y 14.000 millones de sinapsis.
El motivo del acortamiento en el tiempo de rehabilitación se debe a la activación que el oxígeno hiperbárico tiene sobre la activación del sistema nervioso central. El oxígeno hiperbárico promueve la regenración axonal, tanto central como periférica, lo que dismininuye a su vez el edema cerebral.
Su efecto antiinflamatorio disminuye la gravedad del infarto cerebral y mantiene la integridad de la barrera hematoencefálica, además de mejorar la perfusión tisular y evitar la propagación de la isquemia y limitando, por tanto, el área de la lesión. Además, el aumento del oxígeno disponible en el plasma sanguíneo vasculariza el área afectada, de modo que las zonas anejas pueden recuperar las funciones perdidas tras un ictus rápidamente.
El presidente de la Fundación FIVAN, el doctor Javier Chirivella, ha aclarado que tras sufrir un ictus isquémico se puede hablar de tres ventanas temporales que están relacionadas con la recuperación: la reperfusión, entre seis y ocho horas; otra para la superviviencia de las neuronas englobadas en el área de penumbra, entre 24 horas y 17 días y una ventana para la recuperación neurofuncional, que se extiende hasta al menos tres meses después del episodio.
"Si pensamos en mayor cronicidad, hay un trabajo publicado en 2013 por el Assaf Harofeh Medical Center de Israel en el que vieron mejoras neurológicas significativas en pacientes de más de 6 meses de evolución tras el ictus. Esta conclusión es muy importante porque implica la activación de la neuroplasticidad mucho después del daño cerebral", ha explicado el experto.
Esa estimulación de la neuroplasticidad es uno de los caballos de batalla que interesa a la comunidad científica. El tratamiento con oxígeno hiperbárico, según el citado estudio, puede conducir a mejoras neurológicas significativas en pacientes que haya sufrido un ictus, incluso en etapas tardías crónicas.
No obstante, los resultados son mejores cuando antes se aplique la terapia. En este caso, los pacientes evaluados habían sufrido un ictus de seis a 36 meses antes de la inclusión en el estudio y tenían al menos una disfunción motora. Tras dos meses y 40 sesiones con oxígeno hiperbárico de 90 minutos cada una y cinco veces a la semana, se observaron mejoras en las funciones neurológicas y la calidad de vida de los pacientes.
"Las mejoras clínicas observadas implican que la neuroplasticidad todavía se puede activar mucho tiempo después del inicio de daño en regiones donde hay una disminución de la perfusión cerebral", concluyó el estudio.
EL CASO DEL ICTUS HEMORRÁGICO
Un ictus hemorrágico consiste en una hemorragia cerebral. El doctor Chirivella también ha señalado que en revisiones recientes se evidencia también la eficiacia del tratamiento con oxígeno hiperbárico en este tipo de episodios.
Sin embargo, "este tipo de ictus también implica un componente hipóxico de tejido que rodea a la lesión hemorrágica con células que luchan por el oxígeno. Además, como respuesta a la oxigenación hiperbárica, los vasos se contraen y esto solo puede atenuar el sangrado", ha indicado el experto.
"También puede provocar una disminución del edema, disminuyendo la presión intracraneal y, por tanto, puede mejorar la microcirculación. Por último, el tratamiento con cámara hiperbárica también puede mejorar los fenómenos secundarios de la hemorragia, incluido el estrés oxidativo o la muerte celular, al tiempo que aumenta la regeneración cerebral", ha concluido el presidente de la Fundación FIVAN.