MADRID, 25 Sep. (EUROPA PRESS) -
Los tratamientos de última generación para la hepatitis C que se utilizan en España desde finales del año pasado están logrando una tasa de curación del 96 por ciento, según los datos de un trabajo del Grupo de Estudio de Hepatitis (GEHEP) de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC).
El trabajo, presentado durante un congreso que se celebra estos días en Vigo, se ha realizado a partir de la cohorte GEHEP-MONO que incluye datos de 483 enfermos tratados en 27 centros españoles, de los que aproximadamente la mitad había recibido un tratamiento libre de interferón con alguno de estos nuevos medicamentos aprobados en el último año por el Ministerio de Sanidad.
De este modo, vieron que la tasa de curación en estos casos era del 96 por ciento, e incluso en aquellos pacientes con la enfermedad más avanzada que ya presentaban cirrosis, el virus desapareció en el 89 por ciento de los casos.
Cuando se usaban tratamientos con interferón, ribavirina y un inhibidor de la proteasa, la curación oscilaba entre el 57 y el 66 por ciento en función del grado de desarrollo de la enfermedad.
"Esto es la realidad de las consultas", ha defendido en declaraciones a Europa Press Juan Antonio Pineda, presidente del Comité Científico de GEHEP que trabaja en el Hospital Valme de Sevilla, que recuerda que la mayoría de pacientes recibieron un tratamiento de 12 semanas y luego se sometieron a un seguimiento posterior para confirmar la eliminación del virus.
Estos fármacos de última generación ya habían demostrado una elevada tasa de curación en los ensayos clínicos previos a su autorización pero, como ha reconocido este experto, "están funcionando como se esperaba e incluso mejor" ya que en estos estudios participan pacientes con una elevada adherencia al tratamiento.
De hecho, Pineda ha mostrado su satisfacción por la elevada eficacia demostrada en los pacientes más avanzados, entre los que incluso había cirróticos descompensados en situación previa a un trasplante.
"A pesar de ser enfermos en situación mala, casi el 90 por ciento se están curando. Estoy sorprendido porque esperaba encontrar peores tasas, de incluso 10 puntos menos", ha reconocido.
EL PLAN "SE ESTÁ CUMPLIENDO BIEN"
Además, Pineda ha asegurado el Plan Nacional que el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas aprobaron a principios de este año para garantizar el acceso de los pacientes a estos nuevos fármacos "se está cumpliendo bien" y ya se trata con estos fármacos a la mayoría de los pacientes. Dicha estrategia proponía tratar con estos nuevos fármacos a 52.000 pacientes de los más de 95.000 que tienen diagnosticada la enfermedad.
"Aunque hubo algunas comunidades como Andalucía, Madrid o Cataluña que comenzaron a usar estos fármacos un poco antes, todas los han ido incorporando y ya se trata a casi el 100% de los pacientes con estos tratamientos, salvo indicaciones concretas", ha precisado en aquellos pacientes con genotipo 3 del virus que tienen cirrosis, que son "los únicos que aún responden mejor a interferón".
De hecho, ha asegurado que "la única limitación" que tienen son "las logísticas de las consultas" ya que "no caben todos los enfermos", según Pineda. De momento se están cumpliendo los criterios de atención que marcaba el plan en función de la gravedad de la enfermedad.
PACIENTES CON HEPATITIS C Y VIH
Por otro lado, el estudio también compara los pacientes de esta cohorte con otro grupo de coinfectados por VIH, y los datos muestran que estos pacientes en la práctica clínica responden algo peor que los monoinfectados.
"Esto es algo muy novedoso porque, a partir de los ensayos clínicos se había deducido que respondían igual", ha explicado Karin Neukam, que pide ser prudentes y usar pautas menos potentes en caso de que no haya datos específicos de estudios en coinfectados.
Además, en esta cohorte se ha demostrado que, aunque en enfermos cirróticos tratados con antivirales directos la función hepática mejora a corto plazo, hay un porcentaje que podría superar el 15 por ciento que sufren un empeoramiento.
Estos pacientes son los que tienen un mayor daño hepático al principio del tratamiento y, en ellos, hay que hacer una vigilancia especial durante el tratamiento y, en casos concretos, esperar al trasplante para tratar.