MADRID, 26 Abr. (EUROPA PRESS) -
Los investigadores del Cedars-Sinai, de Nueva York (Estados Unidos), están desarrollando una nueva forma de tratar la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y la retinosis pigmentaria mediante el uso de células madre manipuladas que, con el tiempo, podrían conducir a tratamientos personalizados.
El nuevo enfoque utiliza células derivadas de células madre pluripotentes inducidas (iPSC) humanas que son renovables y escalables, y también pueden retrasar la progresión de estas enfermedades neurodegenerativas en roedores.
Esta investigación, publicada en la revista 'Stem Cell Reports', supone un primer paso importante hacia la consecución de terapias más personalizadas para las personas con estas enfermedades debilitantes que actualmente no tienen cura.
"En el pasado, hemos tenido un enorme éxito utilizando poblaciones expandidas de células progenitoras neurales derivadas de tejido cerebral humano combinadas con terapia génica en el desarrollo de nuevos tratamientos para pacientes con ELA", afirma Clive Svendsen, doctor y director ejecutivo del Instituto de Medicina Regenerativa del Consejo de Gobernadores del Cedars-Sinai y profesor de Ciencias Biomédicas y Medicina.
El equipo demostró anteriormente que las células progenitoras neurales pueden modificarse para producir una proteína denominada factor neurotrófico derivado de la línea celular glial (GDNF), que ayuda a mantener las neuronas enfermas.
Este producto se trasplantó de forma segura en la médula espinal de pacientes con ELA en un ensayo finalizado recientemente. Tras un único tratamiento, las células pueden sobrevivir y producir la proteína GDNF durante más de tres años, lo que podría proteger a las motoneuronas que mueren en la ELA. Estas células progenitoras neurales también se utilizan en un ensayo en curso sobre retinosis pigmentaria.
"Sin embargo, las líneas celulares que utilizamos en la clínica proceden de una única fuente y acabarán agotándose. No disponemos de un producto infinito --explica Svendsen, que también ocupa la Cátedra de Medicina Regenerativa de la Fundación Familiar Kerry y Simone Vickar en el Cedars-Sinai--. Las células madre pluripotentes inducidas proporcionan una fuente renovable y nos permiten desarrollar un producto más sostenible que puede diseñarse para liberar potentes factores de crecimiento".
Los científicos están descubriendo que las terapias celulares y génicas son muy prometedoras para tratar diversas enfermedades, entre ellas las neurodegenerativas de difícil tratamiento como la ELA y la retinosis pigmentaria.
Tras el trasplante, las células madre generan células de soporte que liberan el fármaco diseñado para proporcionar apoyo a las neuronas en degeneración. Sin embargo, entre las limitaciones que pueden dificultar el uso generalizado y la comercialización de estas terapias figuran la insuficiente disponibilidad de tejidos y el posible rechazo de las células por parte del paciente.
"Ser capaces de minimizar las interacciones inmunitarias mediante la ingeniería de las propias células del paciente y convertirlas en una terapia de medicina de precisión tiene un gran potencial", afirma el doctor Alexander Laperle, científico del proyecto en el Laboratorio Svendsen y coprimer autor del estudio.
Para probar la terapia basada en iPSC, el equipo modificó células progenitoras neurales derivadas de iPSC para que produjeran GDNF, a fin de ver si podía utilizarse para tratar enfermedades que provocan la muerte de células del sistema nervioso, como la ELA y la degeneración de la retina.
Los investigadores descubrieron que la introducción de estas células progenitoras neurales derivadas de iPSC en los ojos de roedores con degeneración retiniana protegía las células del ojo encargadas de la visión.
Cuando el equipo trasplantó las mismas células a la médula espinal de roedores con ELA, descubrió que las células ayudaban a proteger las células de la médula espinal que controlan el movimiento. También comprobaron que estas células eran seguras y no causaban tumores ni otros problemas cuando se trasplantaban a los animales durante varios meses.
"Vimos que las células sobrevivían y se integraban en la médula espinal -- explica la coautora Alexandra Moser, doctora y becaria postdoctoral del Laboratorio Svendsen--. También formaron en gran medida astrocitos, que son células protectoras y de apoyo, y descubrimos que seguían produciendo GDNF. Y lo que es más importante, no formaron tumores".
"Hemos demostrado con éxito que podemos desarrollar iPSC humanas que produzcan GDNF de forma estable como una futura y prometedora terapia celular y génica", destaca Laperle.
Aunque los resultados de la investigación fueron prometedores, se necesitan más estudios preclínicos para determinar el nivel óptimo de tratamiento, señala Moser. El equipo está estudiando actualmente formas de mejorar la expansión de estas células y la escalabilidad de ese proceso.