MADRID 10 Ene. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo dispositivo portátil diseñado por un equipo de ingenieros y estudiantes de la Universidad de Rhode Island (URI) es capaz de realizar análisis de sangre y ofrecer sus resultados en menos de 30 minutos.
Según el líder de este proyecto, Mohammad Faghri, profesor de Ingeniería Mecánica de la URI, "este desarrollo es un gran paso en el diagnóstico inmediato, donde las pruebas pueden realizarse en una clínica, en la consulta del médico o en casa".
"Nunca más tendrán los pacientes que esperar ansiosos durante varios días para ver los resultados de sus test de sangre. Pueden realizarse el análisis al entrar en la consulta de su doctor y salir con los resultados", dice.
Con esta nueva tecnología por la que se puede contar con un laboratorio dentro de un chip, una gota de sangre se sitúa en un cartucho de plástico más pequeño que una tarjeta de crédito y se inserta en un biosensor más pequeño que una caja de zapatos que contienen un espectómetro en miniatura y una microbomba piezoeléctrica.
La sangre viaja a través del cartucho en diminutos canales 500 micras hasta el sitio de detección, donde reacciona con reactivos precargados que permiten al sensor detectar ciertos biomarcadores de la enfermedad.
En la actualidad, varias patentes están pendientes de este invento. En comparación con dispositivos similares, el sistema de la URI es más pequeño, más manejable, requiere una menor muestra de sangre y es más barato. Mientras que el sensor cuesta unos 3.200 dólares, cada test cuesta sólo 1,50 euros, que es el valor del cartucho de plásticos y los reactivos.
Los primeros cartuchos desarrollados por estos investigadores se centraron en la detección de las proteínas reactivas-C (CRP) en la sangre, un método para ayudar a los médicos a valorar el riesgo de enfermedad cardiovascular y enfermedad vascular perineal. De 2002 a 2004 --únicos años de los que hay datos disponibles-- el número de test de CRP pagados por los servicios médicos se triplicó, de los 145.000 hasta los 454.000, y se estima que esta cifra ha podido cuadruplicarse desde entonces.
Faghri dice que podrían diseñar cartuchos adicionales para detectar biomarcadores de otras enfermedades. De hecho, los investigadores están trabajando ahora para que este dispositivo detecte niveles de proteína beta-amiloide y pueda utilizarse para predecir el Alzheimer. Este aparato puede también ser diseñado para detectar patógenos virulentos, incluidos el VIH, la hepatitis B y la gripe A.
La próxima generación de estos dispositivos podría incorporar un sensor de mano que reduciría los costes de producción. Faghri está pensando incluso en miniaturizar más su invento para que pueda ser adaptado y convertirse en una aplicación del 'smartphone', así los pacientes podrían realizarse el test ellos mismos y trasmitir los resultados de forma inmediata a sus médicos por teléfono.
"Estamos haciendo progresos en muchos de estos pasos hacia la próxima generación de estos sistemas y no pasará mucho tiempo hasta que lo comercialicemos", asegura.