MADRID 9 Abr. (EUROPA PRESS) -
Una nueva investigación ha mostrado que el nivel de urea en sangre en pacientes operados de corazón podría ser un marcador para detectar el riesgo de un ictus en el postoperatorio, según explica la Sociedad Española de Cardiología (SEC), que se hace eco del estudio publicado en 'The Annals of Thoraric Surgery'.
Los investigadores del Wake Forest Baptist Medical Center en Estados Unidos analizaron examinó la urea en sangre de 5.498 adultos intervenidos de corazón con edades comprendidas entre los 18 y los 90 años y observaron que aquellos que presentan niveles superiores a 25 mg/dl tienen un mayor riesgo de padecer un ictus. Al menos, 180 pacientes sufrieron un ictus durante los diez días posteriores a la operación.
"El estudio muestra que los pacientes que presentan en el postoperatorio inmediato unos niveles de urea en sangre superiores a los óptimos, de 6 a 20 mg/dl, se encuentran en una situación de enfermedad vascular, en este caso renal, ya que el volumen de sangre que circula por los vasos sanguíneos hasta los riñones es menor y estos no funcionan de manera correcta", explica la doctora Rosa María Lidón Corbí, presidenta de la Sección de Cardiopatía Isquémica y Cuidados Agudos Cardiovasculares de la SEC.
"La arteriopatía es una enfermedad generalizada, de modo que una persona que padezca una patología aterosclerótica vascular en el riñón será propensa a que esta se encuentre presente en otros órganos, incluyendo los vasos intracraneales que acaben desembocando en un ictus", aclara.
Los investigadores del estudio detectaron diferentes momentos en que los pacientes intervenidos desarrollaron el ictus. Por una parte, aquellos que habían padecido el accidente cerebrovascular durante la operación debido a procedimientos quirúrgicos, como la manipulación de la arteria aorta; y por otra, un 13,5 por ciento de los pacientes analizados padecieron un ictus en los diez días después del procedimiento quirúrgico.
Cuando el paciente se despierta tras la operación y no presenta manifestaciones neurológicas, no se puede relacionar la intervención con el ictus que pueda sufrir en los días sucesivos. En este caso, y dado el aumento de urea en sangre del paciente ya operado, el desarrollo del ictus podría deberse a otros factores como mala perfusión o cierto grado de deshidratación que impide que la sangre circule de forma fluida por los vasos sanguíneos.
Por ello, explica la experta, "de este estudio cabe destacar el uso de los niveles elevados de urea en sangre como potentes marcadores de ictus, junto a los factores de riesgo cardiovascular, que permitirán ver en qué grupo de pacientes tenemos que prestar especial atención".
En esta línea, la investigación identificó que el riesgo de padecer un ictus postoperatorio se multiplica entre 2 y 3 veces por cada uno de los siguientes factores: ser fumador, tener la presión diastólica (la mínima) alta antes de la cirugía, que la cirugía se haya tenido que hacer de forma urgente o cuando los niveles de urea en sangre en el postoperatorio inmediato son elevados.
Por ello, la SEC recomienda controlar estos factores de riesgo, ya que aumentan de manera notable el riesgo de padecer un ictus tras una operación de corazón. "Las posibilidades de sufrir un ictus postoperatorio se sitúan entre un 0,8% y un 9%, un porcentaje que varía según el control que tengamos de los factores de riesgo. Controlando el hábito tabáquico, el consumo excesivo de alcohol o la presión arterial reducimos casi en un 10% este riesgo", recuerdan.