MADRID 10 Abr. (EUROPA PRESS) -
La neurorrehabilitación, que combina medidas médicas, terapéuticas, sociales, psicológicas y vocacionales, se utiliza para recuperar las capacidades funcionales de los pacientes con Parkinson y permite mejorar su integración familiar, socioeconómica y laboral y, con ello, su calidad de vida.
Así lo ha aseverado el director médico del Instituto de Rehabilitación Neurológica NeuroMadrid, Luis Gangoiti, con motivo del Día Mundial del Parkinson que se celebra mañana viernes, recordando que el aprendizaje de una actividad motora previa que se ha perdido requiere volver a enseñar al paciente estrategias eficaces para conseguir el equilibrio y los movimientos funcionales.
"Este reaprendizaje requiere una práctica repetitiva y continuada, así como crear las condiciones para una motivación alta en la terapia, tanto del paciente como de su familia", ha asegurado.
Para este experto, este enfoque parece demostrar mayor eficacia que otras terapias convencionales, y actualmente existen múltiples ensayos para aplicar nuevas soluciones tecnológicas en el ámbito rehabilitador.
Ejemplos de este interés son, entre otros, la utilización del ordenador para la rehabilitación neuropsicológica, el tratamiento específico de logopedia para la reeducación de la disartria hipocinética insistiendo en el entrenamiento de los sistemas motrices coexistentes en la respiración, la fonación, la resonancia, la articulación y la expresión facial.
Otras técnicas de vanguardia son la utilización de la estimulación eléctrica funcional, tanto para los miembros inferiores como superiores (FES, NEMS; NESS), el empleo de la realidad virtual y de sistemas computarizados de reeducación del equilibrio y la coordinación.
La finalidad de este abordaje es mejorar la calidad de vida de estos pacientes que, en el caso del Parkinson, se ve reducida por una movilidad reducida, caídas frecuentes, complicaciones motoras, trastornos afectivos y trastornos del sueño, entre otros factores.
"Muchos de estos aspectos pasan desapercibidos en la evaluación clínica rutinaria y por lo tanto, es necesario contar con instrumentos específicos de medición de la calidad de vida que se puedan aplicar de forma sistemática, para luego pautar el tratamiento específico de dichos trastornos", ha defendido este experto.