En la I Jornada sobre Neurobiología de la Depresión, en el Quirón Sagrado Corazón, se ha hecho hincapié en resistente a farmacoterapia
SEVILLA, 25 Jun. (EUROPA PRESS) -
Se calcula que entre un cuatro y un ocho por ciento de la población adolescente padece depresión, y que esta es, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la primera causa mundial de discapacidad. Este martes se ha celebrado la I Jornada sobre Neurobiología de la Depresión en Quirón Sagrado Corazón, organizada por el servicio de neurocirugía del hospital.
Estas jornadas se centran fundamentalmente en la depresión resistente, que el neurólogo de Quirón Sagrado Corazón-IENSA Juan Uranga define como "aquella que no ha remitido tras haber intentado tratarla, en al menos dos ocasiones, con un antidepresivo en dosis y tiempo adecuado".
Aproximadamente, según indica Uranga en un comunicado, "entre un 50% y un 70% de los pacientes responde tras un primer ensayo terapéutico; de ellos solo un tercio alcanza una remisión completa. Esto se asocia con un mayor riesgo de recaída, mayor deterioro socio-laboral y un peor pronóstico a largo plazo". "Es importante señalar", continúa el especialista, "que el riesgo de suicidio es mucho mayor en una depresión resistente que en una normal".
Asimismo, y sobre las causas, el doctor Uranga explica que "las que provocan una depresión en general son desconocidas. Sí se sabe que en la resistencia a los antidepresivos pueden intervenir numerosos factores, y no solo alteraciones en un área en concreto, como es el de la neurotransmisión, es decir, el de la comunicación entre las neuronas. Existen numerosos factores que hay que analizar cuidadosamente para determinar qué subyace en una pobre respuesta a los tratamientos antidepresivos".
"Los dos síntomas fundamentales de toda depresión", expone el doctor Francisco Gotor, psiquiatra de Quirón Sagrado Corazón-IENSA, "son el bajo estado de ánimo y la anhedonia, que es la incapacidad de obtener y experimentar placer. Existen muchos otros síntomas que afectan a otras áreas, como son el sueño, la alimentación, la sexualidad o la memoria. En la depresión resistente, o bien persisten todos estos síntomas o, lo más frecuente, unos cuantos de ellos que no han acabado de desaparecer; son los que llamamos residuales", continúa el psiquiatra.
PREVALENCIA
La prevalencia a lo largo de la vida de la depresión oscila entre un 1,5 y un 19 por ciento. Aproximadamente entre un 20-30 por ciento de los pacientes depresivos no alcanzarán una respuesta satisfactoria a los diferentes ensayos terapéuticos realizados. La depresión resistente es más prevalente entre las mujeres, en las que las recurrencias tempranas y la cronicidad son más frecuentes. La prevalencia de la depresión en la infancia es de un dos por ciento, que asciende al 4-8 por ciento en la adolescencia. Se estima que casi un 70 por ciento recae a los 5 años.
En cuanto al tratamiento, existen numerosas alternativas terapéuticas para tratar la depresión. La primera línea consiste en abordajes farmacológicos y psicoterapéuticos. Cuando estos fallan, o no han sido suficientes, existen abordajes basados en la neuroestimulación: terapia electro-convulsiva, estimulación magnética transcraneal, estimulación del nervio vago y estimulación cerebral profunda, fundamentalmente.
La estimulación magnética transcraneal, exponen los especialistas, es una técnica sencilla y no invasiva que consiste en la utilización de campos magnéticos para inducir una corriente en determinadas áreas cerebrales implicadas en la depresión. Estas sesiones se administran diariamente y de forma ambulatoria. Normalmente se necesitan de cuatro a seis semanas para que el episodio depresivo remita. Y su eficacia en depresión resistente está contrastada.
En casos resistentes, continúan los doctores Uranga y Gotor, se puede plantear tratamiento con estimulación vagal o estimulación cerebral profunda; ambas técnicas consisten en la implantación de un dispositivo, a modo de marcapasos, en la zona infraclavicular, axilar o abdominal y electrodos en el cuello alrededor del nervio vago (en el caso de estimulación vagal) e intracerebrales en el caso de la estimulación cerebral profunda. La vagal es una técnica poco invasiva; la implantación se lleva a cabo en una hora aproximadamente y no es necesario realizar cirugía cerebral; cuenta con más evidencias que la estimulación cerebral profunda y es una técnica autorizada por la agencia americana del medicamento (FDA).
El riesgo de complicaciones de la estimulación vagal es bajo, puede producir hipofonía durante la estimulación como efecto principal y es bien tolerada habitualmente. La estimulación cerebral profunda, aunque es bastante segura, al tener que implantar los electrodos a nivel intracerebral, los riesgos hemorrágicos y de infección existen, aunque sean muy bajos.
LAS CIFRAS SON MUY POSITIVAS
Hasta el momento, el equipo de neurocirugía de Quirón Sagrado Corazón-IENSA, ha implantado 14 estimuladores vagales, uno para depresión, el resto para epilepsia. Del mismo modo, se han colocado 12 estimuladores cerebrales profundos, dos para patología psiquiátrica, un TOC (trastorno obsesivo-compulsivo) y un problema conductual grave.
"Podemos hablar --según explica Uranga-- de muy buenos resultados, el estándar no es el control de las crisis, como ocurre en el caso de la epilepsia; en los problemas conductuales, se busca la mejoría funcional, lo que hasta ahora se ha conseguido en todos los casos tratados".