MADRID, 30 Nov. (EUROPA PRESS) -
Con motivo de la llegada de las fechas navideñas, la Fundación Pasqual Maragall ha recordado la importancia de trasladar al entorno familiar la situación de la persona con Alzheimer y el estado de la enfermedad, para que puedan actuar en consecuencia; así como de integrar al paciente en el propio entorno familiar.
Estos son los primeros consejos que ofrece la Fundación para que las personas con Alzheimer y sus familias disfruten al máximo de las fiestas. "También será enriquecedor implicar a los familiares en las tareas que normalmente desarrolla la persona cuidadora para que todos los miembros tengan la oportunidad de relacionarse con la persona con Alzheimer", apuntan. En este sentido, la interacción directa "es una forma muy eficiente para darse cuenta de las capacidades y necesidades de quien convive con una demencia". Todo ello debe hacerse de forma tranquila y no todos los familiares a la vez, ya que un exceso de estímulos puede no ser positivo y provocar un aislamiento.
Por otro lado, los encuentros y reuniones de estas fechas son buenas ocasiones para que otros familiares se involucren en el cuidado de la persona con Alzheimer. Será positivo para compartir mejor las tareas y desahogar a la persona cuidadora de las obligaciones que desarrolla normalmente. Sin embargo, siempre hay que tener presente que la persona cuidadora es quien mejor sabe cómo actuar delante de cualquier situación y, por tanto, se debe seguir su criterio.
LOS NIÑOS SON UN INCENTIVO POSITIVO
Los niños son un incentivo positivo para la persona con Alzheimer y la Navidad es buen momento para fomentar esa relación. "A pesar del estímulo tan positivo que suponen, será conveniente regular la interacción, ya que la energía de los pequeños es incansable e intensa, y hay que evitar llegar a saturar o cansar en exceso a la persona con Alzheimer", advierten desde la Fundación.
Otro bloque de recomendaciones durante las fechas navideñas es recurrir a las rutinas familiares de años anteriores y, si existen tradiciones que se repiten cada Navidad, como cantar villancicos o recitar poemas navideños, es importante mantenerlas.
No obstante, se deben vigilar las cantidades de comida y bebida que se puedan ingerir. En las personas con Alzheimer pueden darse dificultades para inhibirse de seguir tomando según qué alimentos o refrigerios, o la percepción de la sensación de saciedad verse reducida. De esta forma, se evita un malestar posterior o una mala combinación con la medicación.
En algunos casos, el círculo familiar es muy reducido o no es posible juntarse con los allegados o amigos, ello puede conducir a quitar importancia a las festividades o no querer celebrarlas. En dichas circunstancias, es aún si cabe más positivo mantener los rituales significativos para la persona cuidadora y la persona con Alzheimer: decorar la casa, conmemorar las tradiciones y festejar las fechas especiales, ensalzando la complicidad y estimación del núcleo familiar.
NORMALIZAR UN COMPORTAMIENTO EXTRAÑO Y CREAR UN ENTORNO DE CONFORT
Por otro lado, advierten de que, si la persona con Alzheimer tiene un comportamiento inapropiado, nadie debe sentirse responsable. Si la seguridad y bienestar no están en riesgo, lo más recomendable es redirigir su atención a otras actividades, conversaciones o estímulos, distrayéndole con otra cosa. Apelar a la normalidad y quitarle importancia facilitarán volver al estado más habitual.
En cuanto a los viajes, advierten de que pueden comportar una situación de estrés para la persona con Alzheimer, especialmente si se encuentra en una fase moderada de la enfermedad. En este sentido, Glria Mas afirma que, en estos casos, "es importante pensar en algunos recursos que evoquen a su rutina diaria, como alguna actividad que la mantenga tranquila y que esté acostumbrada a hacer". "De la misma manera, debemos entender que en algún momento se sienta agobiada, por eso, es adecuado tener preparado un espacio especial por si necesita descansar y desconectar", explica.
