De ellos, 30.000 corresponden a anestesias, realizadas por 79 especialistas y 16 MIR
PAMPLONA, 17 Jun. (EUROPA PRESS) -
Los servicios de anestesia del Complejo Hospitalario de Navarra (CHN) realizan más de 90.000 actos médicos al año, de los cuales el 33% corresponden a anestesias (30.000/año), y el otro 67% a otras actividades como consultas preoperatorias, reanimación-recuperación postanestésica y tratamientos de dolor.
Estos datos se han presentado en una rueda de prensa en la que han intervenido el director gerente del CHN, Fernando Boneta, y los responsables de los tres servicios de Anestesia y Reanimación del CHN, Marta Martín (antiguo Hospital de Navarra), Miguel Javier Salvador (Antiguo Hospital Virgen del Camino) y Javier Catalán (antigua Clínica Ubarmin).
El CHN cuenta con 79 facultativos especialistas y 16 MIR (médicos internos residentes) en Anestesiología y Reanimación, que atienden toda la actividad quirúrgica, y en los últimos años, también la actividad terapéutica y diagnóstica realizada por otros servicios médicos, como por ejemplo, la sedación practicada por anestesiólogos en las endoscopias, en la radiología intervencionista, en las terapias electroconvulsivas, en la braquiterapia, o recientemente en la fertilidad.
Según han expuesto, ha ganado en calidad de asistencia a los pacientes, que ya no sufren las molestias derivadas de estos procedimientos, además de mejorar en seguridad, ya que es el anestesiólogo quien atiende al paciente, facilitando que el especialista correspondiente realice su técnica en las mejores condiciones.
ACTIVIDAD QUIRÚRGICA
Esta especialidad incluye la anestesia en la actividad quirúrgica tanto programada como urgente; analgesia y anestesia obstétrica; la unidad de reanimación postanestésica (URPA); unidad de dolor agudo postoperatorio (UDA); consulta preanestésica; valoración preanestésica de los pacientes ingresados; anestesias fuera de quirófano (AFQ), y unidad de tratamiento del dolor crónico (UTD)
La actividad quirúrgica que atienden los anestesiólogos es muy variada: anestesia obstétrica y ginecológica (595 cesáreas, 3.242 analgesias epidurales de parto, 8,9 por día), anestesia infantil, la Cirugía Mayor Ambulatoria, Ortopédica y Traumatológica, Urología, así como anestesia especializada para cirugías complejas, algunas de ellas de muy larga duración, como Maxilofacial (hasta 12 horas de duración), Cirugía General Oncológica, Torácica, Cardiaca, Vascular o Neurocirugía.
Por otra parte, los anestesiólogos también intervienen fuera de los quirófanos para realizar su labor a requerimiento de otros especialistas, como los especialistas en digestivo, radiólogos, oncólogos, etc. Esta actividad fuera de quirófano supone ya el 32,5% de las anestesias realizadas en el CHN.
Todas las intervenciones quirúrgicas y todas las anestesias conllevan algún tipo de riesgo, variable, y depende del tipo de intervención y del estado físico previo del paciente. Las complicaciones relacionadas con la anestesia han descendido notablemente durante los últimos 25 años, coincidiendo con la incorporación de medicaciones más potentes y seguras y sofisticados sistemas de control y monitorización. Actualmente se calcula que el riesgo de muerte directamente causada por la anestesia es de un caso por cada 200.000 procesos, han expuesto.
El proceso comienza con la consulta de preanestesia que permite al especialista conocer lo más exactamente posible el estado de salud del paciente: las enfermedades que ha padecido y que padece, posibles alergias, la medicación que toma regularmente, con indicación al paciente de cual debe mantener y cual suspender antes de la intervención, consumo de alcohol, tabaco y otras substancias que pueden interferir con la anestesia o perjudicar el estado de salud del paciente.
Es especialmente importante que siga las normas de ayuno previas a la intervención quirúrgica para evitar que el contenido del estómago pase a los pulmones y ocasione graves complicaciones respiratorias durante y después de la operación (broncoaspiración). En esta misma consulta se determina el riesgo anestésico-quirúrgico que afronta el enfermo y por último se solicita su consentimiento informado
En cuanto al tipo, la anestesia puede ser general, en la que el paciente está profundamente dormido; regional, en cuyo caso se anestesia la parte del cuerpo que se va a intervenir, o sedación. En general, el paciente puede elegir el tipo de anestesia, aunque no en todos los casos. El anestesiólogo, tras estudiar el caso particular de cada paciente, le explica las opciones que tiene, y las ventajas e inconvenientes de cada una de ellas, aconsejándole cuál de las técnicas es más adecuada a su caso.
Una vez que el paciente está monitorizado y anestesiado, el anestesiólogo comienza con la parte más delicada de su trabajo, que consiste en controlar las constantes vitales y tratar cualquier alteración que se produzca en su estado físico durante la intervención; ayudado por sofisticados sistemas de monitorización electrónica, el especialista administra las medicaciones necesarias para mantener la inconsciencia durante el tiempo que dure la cirugía y para regular el funcionamiento de sus órganos vitales -principalmente el ritmo cardíaco, la tensión arterial, la respiración y las funciones renal y cerebral-.
De esta forma, el anestesiólogo trata cualquier problema médico que se presente durante la intervención. Una vez concluida ésta, se revierten los efectos de la medicación anestésica. En la fase de recuperación o despertar, el anestesiólogo inicia el tratamiento necesario para atenuar el dolor y las molestias del postoperatorio, mientras se siguen vigilando las constantes vitales.
Según los expertos, el tiempo que se tarda en recuperar la conciencia tras la anestesia general, o en recuperar la función de la zona anestesiada en la anestesia regional, depende de la duración de la misma y de los agentes anestésicos utilizados; ambos factores son variables según el tipo de intervención que se haya practicado y, además, hay que añadir diferencias individuales entre las personas en cuanto a sensibilidad a la medicación anestésica. Por tanto, el tiempo de despertar puede variar de unos minutos a varias horas.
Finalizada la intervención, el paciente pasa a la Unidad de Recuperación Postanestésica (URPA), atendido por un equipo de enfermería especializado bajo la supervisión de otro anestesiólogo. Esta vigilancia se mantiene hasta que el enfermo esté lo suficientemente recuperado como para pasar a su habitación.
Además, en el CHN existen Unidades de Dolor Agudo, formadas por anestesiólogos y enfermeras y URPA, que continúan en la planta de hospitalización el control del dolor postoperatorio severo, mediante técnicas de perfusión continua de fármacos analgésicos (elastómeros, bombas de analgesia controlada por el paciente (PCA) y bloqueos nerviosos.
Por último, como parte del Servicio de Anestesia, hay que destacar la Unidad de Dolor Crónico, que atiende a pacientes remitidos de toda la Comunidad. En 2010 realizaron 717 primeras consultas de dolor, más de 1400 actos terapéuticos, 50 intervenciones en quirófano, y 326 interconsultas intrahospitalarias solicitadas por otros Servicios.