MADRID, 13 Abr. (EUROPA PRESS) -
El uso de los marcadores tumorales es creciente en la atención oncológica y representa una parte cada vez más importante del trabajo de los profesionales del laboratorio clínico, pero todavía tiene una aplicación práctica por debajo de las posibilidades que ofrecen ya que requiere un esfuerzo importante a nivel de interpretación.
Así lo han destacado los asistentes al XIV Curso Teórico-práctico sobre la Utilidad Clínica de los Marcadores Tumorales, organizado en Barcelona con apoyo de la Sociedad Española de Medicina de Laboratorio (SEQCML), para analizar el presente y futuro de esta técnica y las posibilidades que abre para el tratamiento del cáncer.
En ese sentido, el jefe de la Unidad de Oncobiología del Servicio de Bioquímica y Genética Molecular del Hospital Clínic de Barcelona, Rafael Molina, ha recordado que el valor de los marcadores es fundamental en el diagnóstico precoz de algunos tumores, como el cáncer de tiroides o el carcinoma hepatocelular.
"La aplicación en otros tumores, como el cáncer de próstata, es más controvertida, pero cada vez hay más estudios que demuestran que su empleo aumenta la supervivencia", según este experto.
Pese a ello, a juicio Molina, el uso de los biomarcadores aún no está lo bastante extendido y sitúa tres retos en el horizonte en relación con este ámbito.
El primero la búsqueda de nuevos marcadores que permitan mejorar el diagnóstico o el pronóstico de la enfermedad; en segundo lugar, menciona la búsqueda de parámetros predictivos de respuesta que permitan fijar el tratamiento idóneo, y, por último, se refiere al uso combinado de biomarcadores junto con técnicas de imagen que permiten realizar un diagnóstico más eficaz y temprano.