LONDRES, 10 May. (Reuters/EP) -
Investigadores de la Universidad de Bristol, en Reino Unido, han visto que cuando los recién nacidos se meten en sacos para dormir que tapan sus brazos o son envueltos en pañuelos o mantas que tan sólo dejan visible su cabeza puede conllevar un mayor riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante.
En concreto, según los resultados de una revisión de estudios publicada en la revista 'Pediatrics', han visto que son un 38 por ciento más propensos a fallecer por esta causa en comparación con los bebés que no van envueltos de esta forma cuando duermen.
"Sabemos que para garantizar el sueño seguro de los bebés deben dormir boca arriba", ha reconocido Anna Pease, autora del estudio, que admite que el riesgo de muerte súbita es mayor si están envueltos en mantas, incluso aunque duerman boca arriba.
Este problema es la principal causa de mortalidad infantil a pesar de que en los últimos años se ha concienciado a los padres del riesgo de muerte súbita y de la necesidad de que vigilen que los recién nacidos duerman boca arriba, sin almohadas ni juguetes alrededor que pueda suponer algún riesgo de asfixia.
Para evaluar el riesgo que conlleva el uso de este tipo de sacos sin mangas, Pease y su equipo analizaron los datos de cuatro estudios realizados a lo largo de 20 años en Reino Unido, Estados Unidos y Australia.
En total se recopilaron datos de 760 bebés que fallecieron por muerte súbita y de 1.759 que no sufrieron este síndrome. En los cuatro estudios, la proporción de niños envueltos en mantas fue mayor en los casos de muerte súbita, pero la diferencia sólo fue suficientemente grande como para ser significativa en dos de los estudios.
En términos generales, vieron que los bebés que dormían boca abajo tenían un riesgo diez veces mayor de sufrir muerte súbita, mientras que los que dormían con sacos tenían el triple de probabilidades, en comparación con quienes dormían boca arriba.
Una limitación del estudio, según los autores, es la gran variedad de sacos utilizados en los estudios. Además, tampoco tenían datos de si los niños dormían con sus padres en la cama, lo que también aumenta el riesgo de muerte súbita.
No obstante, pese a ello reconocen que los resultados deberían animar a los padres a cerciorarse de que los bebés duermen sobre su espalda y, si quieren envolverlos, asegurarse de que son capaces de cambiar de posición en caso de que se vuelquen por la noche, ha añadido Danette Swanson, de la Universidad de Washington (Estados Unidos).