SANTA CRUZ DE TENERIFE 17 Mar. (EUROPA PRESS) -
Más de 270.000 canarios sufren incontinencia urinaria, un problema de salud especialmente común entre la población femenina, ya que en las islas afecta a más de 200.000 mujeres (24%), según el informe del Observatorio Nacional de la Incontinencia (ONI).
De este informe también se extrae que uno de cada tres afectados por incontinencia urinaria no ha consultado nunca su problema con un médico, porcentaje que se eleva hasta el 80% en el caso de las mujeres.
Cuando se pregunta a las personas afectadas por qué no han consultado con el médico, las respuestas mayoritarias son que piensan que es un problema normal asociado a la edad (41,4%) o que les da vergüenza consultarlo (27,6%), de ahí que el informe ONI incida en que la incontinencia urinaria es una patología infradiagnosticada y, en muchos casos, infratratada.
A medida que avanza la edad, la probabilidad de sufrir incontinencia es más elevada: a partir de los 35 años, un 25% de las mujeres la padece, porcentaje que crece hasta el 50% a partir de los 65 años.
Según el informe ONI, un 64% de los afectados por incontinencia urinaria afirma que esta patología afecta gravemente a su calidad de vida. De hecho, inciden en que este problema de salud les genera múltiples limitaciones a la hora de realizar actividades de su vida cotidiana, incluidas las laborales y las sociales.
Además, los expertos señalan que sus efectos no se producen solo a nivel físico, sino también a escala psicológica y social, ya que la incontinencia lastra emocionalmente a los pacientes, afectando gravemente a su autoestima y provocando frecuentemente trastornos emocionales relacionados con la enfermedad, tales como ansiedad, estrés, aislamiento social y depresión.
CÓMO DETECTARLA
Existen una serie de síntomas que pueden indicarnos la posibilidad de padecer algún problema de incontinencia. Se trata de aspectos como el hecho de sufrir escapes al reír, estornudar, saltar o realizar algún otro movimiento brusco, tener problemas para contener la orina al apresurarse para ir al baño, observar cambios en la frecuencia con la que se orina o hacerlo de forma demasiado frecuente, entre otros.
Entre las mujeres, el temor al rechazo social que manifiesta un 86% de las afectadas se suma el desconocimiento de que existen tratamientos efectivos para el tratamiento del problema.
El Dr. David Castro, profesor titular de Urología de la Universidad de La Laguna, señala que las guías clínicas recomendadas por las organizaciones de salud y las sociedades científicas establecen algoritmos de tratamiento para los diversos tipos de incontinencia urinaria elaborados en base a la evidencia científica disponible.
El especialista añade que las diversas posibilidades terapéuticas incluyen tratamiento conservador y quirúrgico para los distintos tipos de incontinencia urinaria, y afirma que los cambios en el estilo de vida, la reducación vesical y los ejercicios del suelo pélvico, así como la terapia farmacológica, pueden mejorar la continencia urinaria y consecuentemente la calidad de vida.
Para la incontinencia urinaria de urgencia resistente a las terapias iniciales existen otras de segunda línea, como la neuromodulación de raíces sacras o la inyección de toxina botulínica.
Para la incontinencia de esfuerzo femenina hay terapias altamente efectivas como las mallas o cabestrillos quirúrgicos, que ofrecen una efectividad superior al 90%. Se trata de una intervención que en muchos casos no requiere de ingreso hospitalario y mediante la cual se coloca un material en forma de hamaca, para sostener la uretra y reforzar los tejidos que están débiles, lo que permite recuperar el control de la vejiga.
Por eso los especialistas insisten en la necesidad de que la incontinencia deje de ser un tabú y en que las personas afectadas acudan a la consulta para informarse sobre los tratamientos que existen en la actualidad. Y es que, cuando una persona presenta escapes involuntarios de orina, debe saber que el urólogo se ocupa de esta patología, que es frecuente, y que en muchos casos, tras el diagnóstico adecuado, un tratamiento dirigido puede conseguir la mejoría e incluso la curación del problema.