MADRID, 11 Oct. (EDIZIONES) -
Hay una sensación popular de que hay que limpiar los oídos cuando en realidad no es así. Estos no se deben limpiar porque generalmente al manipular el conducto podemos producir complicaciones médicas y no ser eficaces en lo que pretendemos, que es la limpieza, y porque además el oído tiene su propio mecanismo de limpieza.
"En las personas sanas, los oídos no precisan de limpiezas, dado que el propio oído es capaz de autolimpiarse. Es más, puede resultar contraproducente llevar a cabo estas maniobras de limpieza dado que, en ocasiones, se pueden generar pequeñas heridas que facilitan la aparición de infecciones, eliminan en exceso la cera, la cual constituye un elemento de defensa para el oído, y ocasionalmente ser elementos que pueden producir traumatismos sobre las estructuras del oído", explica en una entrevista con Infosalus el doctor Manuel Manrique, presidente de la Comisión de Otología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL).
En concreto, explica que el conducto auditivo tiene un mecanismo de autolimpieza, por el que la piel de la zona y la cera que se acumula salen hacia el exterior. "En la medida en que manipulamos la zona generamos complicaciones al alterar este mecanismo", avisa el también jefe del servicio de Otorrinolaringología de la Clínica Universidad de Navarra de Pamplona (CUN).
Por ello, alerta así de que una limpieza del conducto externo de nuestro oído, sea con agua y jabón durante la ducha o bien con un bastoncillo, puede generar problemas relacionados con infecciones del propio conducto auditivo, así como con una mayor acumulación de cera o de piel en la zona, justo lo contrario que se quería conseguir, y alcanzar mayor obstrucción de la que pensábamos.
Aquí el otorrino subraya que el oído tiene unos agentes que le protegen y la piel del conducto auditivo está recubierta por un manto no ácido que cuando se echa agua jabonosa se reduce el ph, proveyéndole así de unos mecanismos de desprotección. "En la medida que introducimos sustancias jabonosas en el conducto alteramos los mecanismos de protección. Por eso no hace falta hacerse lavados del conducto, no hay que meter ahí nada", insiste el experto de la SEORL.
Eso sí, el especialista no ve inconveniente en que, bien con un bastoncillo mojado en agua, o bien con agua y jabón, se limpien las zonas externas de la oreja, así como los pliegues y detrás de la oreja; "pero nunca en el conducto externo", reitera. "Es algo que no se acaba de entender porque se anuncian líquidos, sprays y dispositivos para echar en el oído y limpiarlo; pero no es necesario", insiste el especialista, al mismo tiempo que considera que este tipo de productos no son fiables para nuestros oídos.
Por otra parte, recuerda que habrá personas con problemas de limpieza en los oídos, bien porque su piel tiene una enfermedad, o bien porque su conducto auditivo es estrecho, por ejemplo, dos ejemplos que a su juicio favorecen una mayor predisposición a generar infecciones y tapones. En estos casos, el doctor Manrique ve conveniente acudir al especialista a que él mismo revise el estado de nuestros oídos y proceda a una limpieza o desobstrucción del tapón, en caso de ser necesario.
El doctor Manrique recuerda que el uso del bastoncillo está siempre contraindicado para nuestros oídos, y se trata de un problema que se trata en la consulta todos los días, además de que las personas desconocen que no hay que limpiarse los oídos.
En casos de exceso de cerumen, el experto ve conveniente acudir al médico de familia o la enfermera. En caso de tener precedentes de patologías de oído medio, o de piel eccematosa tendente a infecciones, o bien de infección en estas situaciones, Manrique considera que es el otorrino el que debería proceder a la limpieza del oído.