MADRID 14 Mar. (EUROPA PRESS) -
Una correcta actuación de los dispositivos sanitarios y de protección civil en la primera media hora tras un accidente de un niño disminuye de forma notable el riesgo de mortalidad y morbilidad, según las conclusiones del Curso de Asistencia Inicial al Trauma Pediátrico organizado cuatro veces al año por el Hospital Universitario 12 de Octubre y el Hospital Infantil La Paz.
El curso consiste en enseñar a los profesionales médicos y de enfermería el conocido como método ABCDE que consiste en priorizar la atención de los pacientes, intentando resolver en el menor tiempo posible las lesiones que ponen en peligro la vida de los menores.
Para ello, las primeras intervenciones deben seguir un orden concreto que comienza por comprobar la vía aérea e inmovilizar la columna cervical, ventilar adecuadamente, y controlar hemorragias, circulación sanguínea y estado neurológico, para finalizar con la exposición y control de la hipotermia.
Una vez estabilizadas las constantes vitales, se realiza un segundo examen físico de las lesiones que no presentaban riesgo vital en la primera evaluación, pero que hay que identificar para establecer un correcto tratamiento definitivo. De esta forma se previene la hipoxia -falta de oxígeno-, hipovolemia -falta de sangre-, e hipotermia.
En el curso también se ha puesto de manifiesto que trauma son todas aquellas lesiones de distintas etiologías ocurridas durante la infancia. En concreto, las causas más frecuentes de mortalidad entre menores de 0 a 18 años son los accidentes de tráfico, el ahogamiento -principal causa entre los menores de cinco años- y las quemaduras.
Aunque no existen datos definitivos, está comprobado que más del 30 por ciento de los menores que sufren un accidente tiene un número mayor o menor de secuelas definitivas según la atención inicial recibida en la primera media hora tras el suceso y las lesiones que haya sufrido.
El curso está dirigido a médicos pediatras, traumatólogos, cirujanos infantiles, anestesistas, servicios extrahospitalarios y médicos de familia que pueden atender en un momento determinado a este tipo de pacientes.
Para mejorar el abordaje de los niños lesionados, los asistentes al curso han participado en prácticas con actores entrenados y caracterizados, en el que se han enfrentado a quemaduras de gran extensión, heridas graves, fracturas óseas y traumatismos abdominales o craneoencefálicos graves, entre otros.