MADRID 21 Nov. (EUROPA PRESS) -
El jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, Carlos Palomino, ha señalado que el ojo seco evaporativo y el mixto se pueden tratar con una técnica ambulatoria denominada luz pulsada intensa (IPL, por sus siglas en inglés), para la que no es necesario dilatar la pupila.
"Existe una impresión generalizada de que el ojo seco es una patología banal y que con unas gotas se puede evitar, pero nada más lejos de la realidad", ha advertido el oftalmólogo del Olympia Centro Médico Pozuelo, quien ha detallado que los pacientes reportan una angustia similar a los enfermos que sufren angina de pecho, además de que la patología causa una pérdida de visión de alrededor del 30 por ciento y puede derivar en ceguera.
Según ha explicado, existen distintos tipos de ojo seco en función de su origen. Si la causa es la escasa producción de lágrima, se trata de ojo seco hiposecretor; si es por una excesiva evaporación de las lágrimas consecuncia de alteraciones en su capa lipídica, se denomina evaporativo; mientras que el ojo seco mixto une características de los dos anteriores.
Para el ojo seco evaporativo y el mixto es de gran utilidad la luz pulsada intensa, que consiste en "tratar las glándulas de Meibomio que se encuentran en los párpados y que son las encargadas de segregar la grasa que recubre las lágrimas e impiden su evaporación", según ha precisado el doctor Palomino.
"La disfunción más frecuente de las glándulas de Meibomio produce una segregación de grasa más densa que la normal que causa una mayor evaporación lagrimal. El tratamiento con luz pulsada baja la densidad de la grasa, la hace más fluida y gracias a esta menor densidad consigue una menor evaporación de las lágrimas", ha comentado.
DIAGNÓSTICO PARA SU CORRECTO USO
El oftalmólogo ha indicado que la utilización correcta del dispositivo de luz pulsada requiere conocer la causa del ojo seco, para lo que se deben realizar pruebas como la del test de Shirmer, que consiste en la colocación de una tira de papel de filtro bajo el párpado inferior de cada ojo durante cinco minutos, para luego medir cuánto se ha humedecido. "Si se humedece una zona de más de 10 milímetros se considera una producción de lágrima normal; si por el contrario se humedece menos de 10 milímetros se considera que el paciente sufre ojo seco", ha explicado.
Junto a esta, se analiza el tiempo de rotura, que mide lo que tarda la lágrima en romperse. "Desde que cierras el ojo hasta que lo abres, la lágrima debe estar formada hasta un máximo de entre 12 y 14 segundos. Si este tiempo es menor, la lágrima puede ser suficiente, pero no con la calidad necesaria", ha apuntado.
Palomino ha alertado de un aumento de casos de ojo seco y, si bien ha expresado que el uso de pantallas no es la única causa, ha subrayado que sí influye. "Cuando lees un libro los ojos están prácticamente cerrados mirando hacia abajo y la evaporación de lágrima es escasa; sin embargo, al ver una pantalla, el parpadeo es similar a cuando lees, pero los ojos están mucho más abiertos, lo que favorece la evaporación de la lágrima al tener más superficie ocular en contacto con el aire", ha puntualizado.