MADRID 28 Jul. (EUROPA PRESS) -
La 'low cost medicine' podría ayudar a adaptar los recursos a las necesidades según recoge el segundo informe realizado por la Cátedra Universidad Pompeu Fabra (UPF)- la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) - Grünenthal de Medicina de Familia y Economía de la Salud, que analiza la situación del sistema sanitario y el papel de la Atención Primaria (AP) en España.
El informe 'Atención Primaria y gestión: pleonasmo conceptual y oxímoron práctico', publicado en la revista 'Medicina General y de Familia', recoge que "la solvencia de nuestro sistema sanitario financiado públicamente requiere de la complicidad de los profesionales, los únicos que saben cómo asignar unos recursos recortados a los problemas existentes sin afectar a los resultados en términos de salud. En ocasiones, menos exploraciones, consultas, intervenciones o prescripciones puede ser mejor".
El coordinador del informe y director de la Cátedra, Vicente Ortún, explica que existen dos modos de aplicar los recortes presupuestarios que está padeciendo el sistema: "bien, con criterios de gestión clínica, o mal, poniendo el muerto sobre la mesa". Para el profesor Ortún la manera válida es la primera: "nuestros ajustes presupuestarios deberían hacerse desde el profesionalismo, que sabe priorizar clínicamente exploraciones y tratamientos así como gestionar, también con criterios sociales, listas de espera o frecuentaciones".
Ortún es contundente al afirmar que la "low cost medicine" es necesaria ya que "no se pueden solicitar pruebas e instaurar tratamientos porque están disponibles, antes de que se establezca su importancia, se determine su seguridad y la relación beneficio-coste haya sido calculada", justifica. Igualmente, también matiza que "hacer esa medicina sensata, de bajo coste, implica cambios, no sólo en la práctica médica sino también en la educación de la población, el sistema regulatorio y las fuerzas que determinan el sentido del cambio tecnológico en sanidad".
La respuesta de Ortún ante el dilema de si hay que seguir apostando por un sistema que actualmente "incumple nuestras expectativas como usuarios, no satisface a sus protagonistas y, además, los profesionales del futuro lo rehúyen", es afirmativa y en su informe el director de la Cátedra detalla aquellos aspectos que, según él, podrían modificarse para que la Atención Primaria, considerada "la piedra angular del sistema sanitario" sea más sostenible, aumente su capacidad resolutiva, adquiera más autonomía y recupere atractivo como especialidad.
Ortún insiste en que el contenido de la gestión se base, principalmente, en coordinar y motivar: "esta coordinación y motivación tiene dos componentes diferenciados: el clínico (diagnosticar, tratar y estar al día) y el organizativo (gestionar un centro). Ambos influidos a su vez, obviamente, por las políticas de salud: financiación, provisión, regulación e información", explica.
El profesor está convencido de que "la orientación del sistema sanitario hacia la AP mejora la calidad, los resultados y contribuye a la satisfacción del paciente a la vez que contiene los costes". Por eso, "lo que importa es la capacidad de las organizaciones sanitarias para mejorar los atributos de una buena AP: longitudinalidad, accesibilidad, integralidad y coordinación", prosigue.
Conseguir hacer atractiva la especialidad depende, para Ortún, de numerosos factores que pasan por la retribución económica, el reconocimiento de la labor profesional tanto por parte de los pacientes como por los compañeros, la promoción y el desarrollo profesional, el prestigio, la seguridad en el empleo, los horarios, las vacaciones o las posibilidades de compatibilizar el trabajo con la vida familiar.
Según el director de la Cátedra UPF-SEMG-Grünenthal de Medicina de Familia y Economía de la Salud, la capacidad resolutiva de la AP también pasa por la revisión de algunas de las funciones de los facultativos del primer nivel asistencial. En su informe, Ortún indica que "años de exceso de médicos han llevado a una subocupación profesional que aconseja que se deje de hacer funciones que pueden mecanizarse o pueden desempeñarse igual o mejor por otros profesionales".
Por ello, propone "revisar por completo los contenidos administrativos de las consultas: realizar las actividades administrativas fuera de las consultas, cuestionar y compartir con otros profesionales todas las actividades autogeneradas e implicar intensamente a la Enfermería en la asistencia a las enfermedades agudas".
Esto le lleva a solicitar, especialmente para los equipos de AP, "una mayor autonomía de gestión que les permita definir su propia estructura y organización, y debe repercutir en ellos el resultado de su gestión". Se trataría, como asegura Ortún, "de dejar de hacer para poder hacer: desburocratización, más paciente experto, nuevo rol de Enfermería (prescripción enfermera, gestión de la demanda espontánea y patología banal -aquella que no supone un riesgo vital-), más teléfono y el uso inteligente de las tecnologías de la información y la comunicación", añade el catedrático de economía.