MADRID, 26 Ene. (EUROPA PRESS) -
Las lesiones del ligamento cruzado anterior (LCA) en niños y jóvenes deben tratarse con de forma quirúrgica precozmente, según aseguran los expertos en traumatología infantil reunidos en el XVII Curso Internacional Teórico-Práctico de Patología de Rodilla de Clínica CEMTRO.
En el grupo de edad de 10 a 19 años, la incidencia anual de rotura de LCA con reconstrucción quirúrgica es de 76 por cada 100.000 niñas y 47 por cada 100.000 niños. Sin embargo, "este número subestima la verdadera incidencia de lesiones de LCA, porque no incluye los tratados no quirúrgicamente", ha señalado el jefe de la Unidad de Traumatología Infantil de Clínica CEMTRO y uno de los ponentes del
curso, Javier Alonso.
El tratamiento apropiado de estas lesiones en pacientes esqueléticamente inmaduros es primordial para la restauración de la función de la rodilla. "Hoy en día no existe discusión en que la inmensa mayoría de estas lesiones deben tratarse de forma quirúrgica precozmente, aunque sí puede haber discusión en el cómo, en función de las características de cada niño", ha señalado el experto.
INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS
Existen numerosos estudios que demuestran que en estas lesiones no se debe demorar el tratamiento por las repercusiones en forma de lesiones meniscales y condrales, que van a conducir a una rodilla dolorosa (por artrosis secundaria) en el futuro de estos jóvenes.
Varios metaanálisis han demostrado las ventajas de operar precozmente a los jóvenes con roturas, así lo hace un estudio publicado en el 'Journal of Athletic Training', que demuestra que el 75 por ciento de los jóvenes que no se operan presentan inestabilidad de rodilla. Además, quienes no se operan o postergan la cirugía tienen 12 veces más riesgo de sufrir un desgarro meniscal.
Comparando la posibilidad de retornar a la actividad deportiva, el 92 por ciento de los pacientes operados puede hacerlo, pero sólo el 44 por ciento de los no operados lo consigue. En general, los resultados favorecen la cirugía precoz frente a retrasar la cirugía o no operar.
El tipo de tratamiento quirúrgico debe dictarse según la edad fisiológica y esquelética del paciente en el momento de la lesión. Las técnicas de reconstrucción quirúrgica pueden clasificarse en tres grupos: transfisarias (atraviesa la fisis o zona de crecimiento del hueso), epifisarias (extrafisarias, no atraviesan la fisis) y técnicas híbridas.
Las niñas a partir de los 13 años y los niños a partir de los 14 pueden someterse a la cirugía de LCA habitual de una manera segura. Múltiples trabajos de ciencias básicas (en animales) y estudios clínicos (en niños) demuestran que al realizar técnicas que requieren una pequeña perforación transfisaria, el riesgo de alteración del crecimiento (uno de las preocupaciones a la hora de operar) es muy pequeño. En los niños más pequeños se puede valorar la posibilidad de una reconstrucción basada en túneles perforados completamente dentro de la epífisis (técnicas extrafisarias).
Una revisión sistemática publicada en la revista Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología ha estudiado las complicaciones derivadas de la cirugía de LCA en huesos inmaduros e incluía 73 estudios y 1.300 pacientes. El análisis encontró un riesgo muy bajo de complicaciones relacionadas con una alteración del crecimiento del hueso intervenido (0,8%).
"Pensamos que los beneficios de la reconstrucción temprana del LCA en los niños para prevenir las lesiones meniscales secundarias y el desarrollo de enfermedad degenerativa de la articulación (artrosis), superan el pequeño riesgo de alteración del crecimiento. Finalmente serán los padres del niño los que teniendo una correcta información, deberán tomar la decisión de operar o no a su hijo", ha concluido el doctor Alonso.