MADRID, 30 Nov. (EUROPA PRESS) -
El láser ablativo de CO2 es capaz del cortar el tejido de una forma muy precisa, de forma que al practicar una incisión se produce muy poco daño periférico o colateral, es decir, las áreas cercanas a la zona intervenida no sufren ningún daño y las células, que resultan indemnes, reparan la zona operada rápidamente. Este respeto por el tejido hace que el dolor y la inflamación postoperatoria sean muy pequeñas.
En palabras del jefe de Servicio de Cirugía Oral y Maxilofacial de Ruber Juan Bravo, Manuel Chamorro, los pacientes operados con láser de CO2 "presentan un postoperatorio muy bueno", experimentan "muy poco dolor en la zona" y el grado de inflamación que se produce "es menor que cuando se usa otro tipo de bisturí como el eléctrico o el convencional", por lo que "la incorporación a la vida laboral, escolar o de relación es muy rápida".
Tal y como explican la jefa de Servicio de Dermatología de Ruber Juan Bravo 49, María Calvo, y la jefa de Servicio de Dermatología de Ruber Juan Bravo 39, Elisa Pinto, hasta ahora existían los láseres ablativos tradicionales, que "hacen una destrucción total de las capas más superficiales de la piel", lo que supone un "riesgo moderado de infecciones u otras complicaciones y un tiempo de recuperación de entre dos y cuatro semanas".
La nueva generación de láseres, tienen una tecnología llamada 'ablativa fraccional', que consiste en producir unos microdaños en la piel de profundidad variable en función de la potencia elegida, dejando tejido sano alrededor, que será el encargado de regenerar dicho daño de forma más rápida y segura.
De esta manera se minimizan, por un lado, los riesgos y los efectos secundarios del tratamiento y, por el otro, se reduce considerablemente el tiempo de recuperación tras a unos cuatro o siete días.
Por estas ventajas, el complejo hospitalario Ruber Juan Bravo ha adquirido este nuevo láser ablativo de CO2 y ha delimitado como las principales indicaciones en dermatología el rejuvenecimiento facial, las marcas de acné, las cicatrices y las estrías.
ÁMBITOS DE ACTUACIÓN
En cirugía maxilofacial, el láser se emplea para operar dentro de la boca, siendo eficazmente extirpadas lesiones mucosas que forman manchas blancas (leucoplasias), tumores (benignos y malignos) y malformaciones vasculares, así como la operación de frenillo labial en niños y toma de biopsias dentro de la boca, eliminación de manchas o lesiones en la mucosa de los labios, entre otras.
En el territorio facial, el láser también tiene aplicaciones como en la cirugía del rinofima. El rinofima es una condición patológica de la piel nasal que provoca que esta se vaya haciendo progresivamente más gruesa y vaya acumulando importantes cantidades de grasa subcutánea, de tal manera que llega a deformarse la nariz, especialmente en su punta. Mediante el empleo del láser se corrige este problema restituyéndose adecuadamente la forma natural de la punta nasal.
Igualmente se emplea para la eliminación de los xantelasmas, acúmulos de colesterol que se depositan generalmente en la zona interna de los párpados, que toman un color amarillento y antiestético. Se trata de una cirugía sencilla y cuyos efectos son muy satisfactorios para el paciente, ya que estas manchas amarillas, en ocasiones sobreelevadas, desaparecen de forma completa y fácil.
Finalmente el láser puede utilizarse también como un bisturí para la piel. Con él se realizan blefaroplastias, que consisten en la eliminación de las bolsas grasas que se acumulan bajo los párpados. La incisión que se realiza en este caso es ultrafina y no deja señal alguna. La mejoría que se obtiene no sólo afecta positivamente a los párpados, sino que repercute en la estética general de la cara que aparece renovada en su conjunto.