MADRID, 21 Oct. (EUROPA PRESS) -
El jefe del programa contra la polio en Pakistán, Babar bin Atta, ha presentado su dimisión este viernes "por motivos personales" tras constatar un repunte del 600 por ciento en el número de casos respecto del año pasado, según ha anunciado el propio responsable en su cuenta de Twitter.
"Pakistán está en posición para erradicar la poliomielitis de una vez por todas. Hay que aprovechar esta oportunidad", ha asegurado en su mensaje de despedida.
Las autoridades paquistaníes han registrado 72 casos de polio en 2019 en todo el país respecto a los 12 del año anterior. Es el número más alto de los últimos cinco años, desde que el Ejército expulsara a los milicianos talibán, tradicionalmente contrarios a las campañas de vacunación, de las regiones fronterizas del noroeste del país.
Los 72 casos distan del récord de 306 registrado en 2014 -- justo al principio de la ofensiva contra los talibán --, pero suponen un aumento alarmante y sintomático de una posible epidemia, sobre todo si se comparan con los solo ocho registrados en 2017.
Como ya ocurriera hace cinco años, la situación en las zonas fronterizas del país es especialmente preocupante. La mayoría de los nuevos casos han sido registrados en la provincia de Jíber Pajtunjua, donde los clérigos islámicos siguen oponiéndose a la vacunación al considerar que es una argucia de Occidente para esterlizar a los niños del país.
La influencia de los clérigos es tan manifiesta que el 30 por ciento del rechazo a las vacunas a motivos religiosos, según el Consejo de Ideología Islámica (CII), una organización que, por vez primera, ha comenzado a colaborar con el Gobierno para obligar al estamento clerical a impulsar la vacunación contra el poliovirus en el país, a través de la declaración de fatuas -- edictos religioso de obligado cumplimiento -- que anulen prohibiciones anteriores o impongan la vacunación forzada a los fieles.