MADRID, 31 Mar. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Instituto de Salud Carlos III, en colaboración con científicos de otras instituciones, han analizado las evidencias actuales en torno a la posibilidad de diagnosticar y tratar a las personas asintomáticas, dada la relevancia de su papel en la transmisión de diversas enfermedades infecciosas y en las implicaciones que esto tiene para la salud pública, concluyendo que es necesario detectar a personas sin síntomas para mejorar la terapia de enfermedades tropicales.
Y es que, la actual crisis del coronavirus Covid-19 ha vuelto a poner de actualidad la importancia de los individuos asintomáticos en la transmisión de las enfermedades infecciosas. De hecho, los portadores asintomáticos son un elemento común a muchas infecciones, actuando como lo que se denominan reservorios, que pueden promover la extensión y el resurgimiento de patógenos.
Por ello, la investigación ha analizado el papel de los individuos infectados pero asintomáticos, los niveles de efectividad de los fármacos actuales, la ausencia de vacunas y las consecuencias clínicas para estas personas de no estar sometido a tratamiento en enfermedades como la enfermedad de Chagas.
De esta forma, los expertos han destacado la necesidad de contar con fármacos más seguros y con mejores perfiles de riesgo/beneficio para mejorar el abordaje de muchas enfermedades tropicales, en las que es fundamental abordar la infección en toda su expresión, también desde sus inicios, tratando también a las personas infectadas pero asintomáticas.
"El parasitismo es una relación simbiótica donde la coevolución del parásito y su hospedador han logrado un cierto equilibrio en la convivencia entre ambos por lo que la presencia de sujetos infectados sin sintomatología es de gran importancia por el posible papel que puedan jugar en la transmisión", han explicado Javier Moreno y Eugenia Carrillo, los dos investigadores firmantes del trabajo.
ESTUDIAR MÁS LOS CASOS SIN SÍNTOMAS
Asimismo, los autores han señalado que el papel de los portadores asintomáticos se ha descrito mejor para la malaria y la enfermedad de Chagas, mientras que se entiende menos para la filariasis linfática, oncocercosis, leishmaniasis y la enfermedad del sueño.
En la malaria y la enfermedad de Chagas, los portadores asintomáticos se reconocen claramente como un riesgo significativo para los programas de control y eliminación debido a su papel en la transmisión y los brotes.
"Son ejemplos claros del papel de los individuos asintomáticos en la evolución de la enfermedad y ponen de manifiesto la necesidad de entender la contribución de las personas sin síntomas en otras enfermedades tropicales", han añadido los investigadores del ISCIII, que apuntan que el posible impacto que pueden tener en los programas de eliminación "es aún mayor en enfermedades como enfermedad del sueño en África y la leishmaniasis en Asia, que se acercan al objetivo de eliminación en 2020".