Investigación con participantes españoles busca en la flora intestinal de los europeos un probiótico contra la obesidad

Actualizado: viernes, 30 julio 2010 16:17

MADRID, 30 Jul. (EUROPA PRESS) -

Un estudio europeo con participación española está investigando las diferencias entre la flora intestinal de las personas obesas y de las que tienen un índice de masa corporal (IMC) normal para averiguar qué bacterias son responsables de que ciertos individuos y no otros tengan propensión a engordar. El trabajo, que podría dar lugar a la aparición de compuestos probióticos contra la obesidad, podría publicar sus primeros resultados "a principios de 2011".

Así lo ha anunciado en declaraciones a Europa Press el doctor Francisco Guarner, que participa en este trabajo desde la Unidad de Investigación del Aparato Digestivo Hospital Universitario Vall d'Hebrón de Barcelona, miembro de la Junta Directiva de la Asociación Internacional de Probióticos y Prebióticos (ISAPP, por sus siglas en inglés) y del Consejo Científico del Instituto Danone.

En este proyecto, que se denomina 'MetaHIT', participan casi 500 pacientes --unos 200 con obesidad y otros 200 con enfermedad de Crohn--procedentes de España, Dinamarca, Francia, Alemania, Italia y Reino Unido.

En ellos se están aplicando tecnologías de última generación para analizar la composición de su flora intestinal, definir los rasgos que hacen a un individuo propenso a la obesidad y manipular las bacterias responsables de este problema.

"Sabemos que la microflora intestinal es diferente en las personas obesas y en las que tienen un índice de masa corporal (IMC) normal, incluso se sabe que los individuos obesos, cuando intentan perder peso, recuperan un perfil normal en cuanto a la composición de su flora intestinal", explica el doctor Guarner.

BACTERIAS QUE SIRVIERON PARA SOBREVIVIR

"Esto hace pensar --continúa-- que los individuos obesos tienen en su flora un tipo de bacterias que fueron muy útiles en la antigüedad, permitiendo a nuestros antepasados sobrevivir sin tener que comer todos los días. Sin embargo, con la abundancia de comida propia de los países ricos en la actualidad, las personas portadoras de estas bacterias podrían tener una mayor propensión a la obesidad".

El fin último del trabajo, que podría concluir dentro de tres años, es descifrar "el mapa de las bacterias de la flora intestinal" y en el futuro, manipularlas y utilizarlas como probióticos para adelgazar. "Aún no se ha probado en humanos, pero sí se ha conseguido reducir el peso de animales obesos trasplantándoles diversas bacterias de la flora de animales con peso normal", asegura.

Según este experto, aunque los probióticos comenzaron a utilizarse en veterinaria hace dos décadas, en los últimos años comienzan a comprobarse científicamente sus beneficios para las personas.

Hasta ahora, han demostrado ser útiles para prevenir la diarrea causada por antibióticos, reducir el riesgo de infección por 'clostridium difficile', en la regulación del sistema inmunitario intestinal y en la mejora de los síntomas de los trastornos gastrointestinales funcionales, como la hinchazón o el dolor abdominal.

Sin embargo, se están estudiando en ensayos clínicos otros posibles beneficios en la reducción de las infecciones respiratorias, la regulación del sistema inmunitario, la prevención de las infecciones vaginales, de la dermatitis atópica en bebés y niños, en el tratamiento de diarreas infecciosas en adultos o como adyuvantes en tratamientos contra las infecciones por 'H. Pylori'.

Los probióticos son bacterias que, al administrarse en cantidades adecuadas, ejercen un efecto beneficioso en el organismo. Entre 40 y 50 bacterias han demostrado científicamente poseer propiedades probióticas. La mayoría de estas bacterias se usan en yogures y entre 10 y 15 de ellas se pueden tomar como suplementos alimenticios que se venden en farmacias.

Por su parte, los prebióticos son sustancias no digeribles por el intestino humano que, cuando se ingieren no son absorbidas por el organismo y al llegar al colon, donde hay gran cantidad de microflora, facilitan la proliferación y crecimiento de bacterias saludables. Los prebióticos conocidos están en productos naturales, sobre todo verduras como alcachofas, coles de Bruselas o endivias.