MADRID, 18 Ene. (EUROPA RPESS) -
El complejo patrón de 'charla' entre las diferentes áreas del cerebro de una persona mientras está despierta podría ayudar a los médicos a hacer un mejor seguimiento e, incluso, predecir su respuesta a la anestesia general, identificando mejor la cantidad de anestésico necesario, según revela una nueva investigación de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido.
Actualmente, a los pacientes que deben someterse a una cirugía se les administra una dosis de anestésico basado en el llamado 'modelo de Marsh', que utiliza factores como el peso corporal de un individuo para predecir la cantidad de fármaco necesaria. A medida que los pacientes pasan por el bisturí, se monitorean sus niveles de conciencia de una manera relativamente aproximada. Si se considera que todavía está despierto, simplemente se le da más anestésico, pero los anestésicos generales pueden conllevar riesgos, sobre todo si una persona tiene un trastorno de salud subyacente, como un trastorno cardiaco.
A medida que las áreas del cerebro se comunican entre sí, emiten señales reveladoras que pueden dar una indicación de cómo un individuo está de consciente. Estas "redes" de la actividad cerebral se puede medir usando un electroencefalograma (EEG), que mide las señales eléctricas a medida que las células del cerebro se comunican entre sí.
Investigadores de Cambridge han demostrado previamente que estas redes de señales, incluso se pueden ver en algunas personas en estado vegetativo y pueden ayudar a los médicos a identificar pacientes que están conscientes a pesar de no poder comunicarse. Estos resultados se basan en los avances en la ciencia de las redes para hacer frente al desafío de la comprensión y la medición de la conciencia humana.
En este estudio publicado este jueves en la revista de acceso abierto 'Plos Computational Biology', financiado por el Wellcome Trust, los investigadores estudiaron cómo estas señales cambian en voluntarios sanos a medida que recibieron una infusión de propofol, un anestésico de uso común.
Un total de 20 personas (9 varones y 11 mujeres) recibieron una dosis cada vez mayor de propofol -todos hasta el mismo límite-- mientras realizaban una tarea que consistía en presionar un botón si oían un 'ping' y un botón diferente si escuchaban un 'pong '. Al mismo tiempo, los científicos siguieron su actividad en la red cerebral usando un EEG.
DIFERENCIAS DE LA CONSCIENCIA VISTAS EN LA EEG
En el momento en el que los sujetos habían alcanzado la dosis máxima, algunas personas todavía estaban despiertas y podían hacer la tarea, mientras que otras estaban inconscientes. A medida que los investigadores analizaron las lecturas de EEG, encontraron diferencias claras entre los que estaban respondiendo a la anestesia y los que siguieron siendo capaces de continuar con la tarea.
Esta "firma del cerebro" fue evidente en la red de comunicaciones entre las áreas del cerebro llevadas por las ondas alfa (oscilaciones de células cerebrales en el rango de frecuencia de 7.5 a 12.5 Hz), el rango normal de la actividad eléctrica del cerebro cuando se está consciente y relajado. De hecho, cuando los investigadores analizaron las lecturas de la línea de base de EEG antes de que se les administrara cualquier fármaco, ya vieron diferencias entre los que más tarde sucumbieron al anestéisco y los que eran menos sensibles a sus efectos.
Mediante la división de los sujetos en dos grupos en base a sus lecturas de EEG --aquellos con una gran cantidad de actividad de la red cerebral al inicio del estudio y los que tienen menos--, los investigadores fueron capaces de predecir quién sería más sensible al medicamento y quién lo sería menos.
Los científicos también midieron los niveles de propofol en la sangre para ver si esto podría ser utilizado como una medida de cómo un individuo estaba de consciente. Aunque encontraron con poca correlación con las lecturas de ondas alfa en general, vieron una correlación con una forma específica de actividad de la red del cerebro conocida como acoplamiento delta-alfa, lo que puede ser capaz de proporcionar una medida útil y no invasiva del nivel de fármaco en la sangre.
"Una muy buena manera de predecir cómo un individuo responde a nuestra anestésico era el estado de la actividad de la red cerebral al inicio del procedimiento", destaca el doctor Srivas Chennu, del Departamento de Neurociencias Clínicas de la Universidad de Cambridge. "Cuanto mayor es la actividad de la red al inicio, es probable que necesiten más anestesia", augura.
El doctor Tristn Bekinschtein, autor principal del Departamento de Psicología, añade: "Las máquinas EEG son comunes en los hospitales y relativamente baratas. Con un poco de ingeniería y pruebas adicionales, esperamos que puedan adaptarse para ayudar a los médicos a optimizar la cantidad de fármaco que un individuo necesita recibir para a perder el conocimiento sin aumentar el riesgo de complicaciones".