Archivo - Una mujer fotografiando un árbol de Navidad - PEXELS - Archivo
MADRID, 14 Dic. (EUROPA PRESS) -
La decoración navideña, una de las tradiciones más extendidas cuando se acerca la Navidad, no solo transforma los espacios, sino que también influye directamente en el estado de ánimo de las personas y llega a influir en sus comportamientos de compra, advierte Jorge Pastor, coordinador del grado de Psicología Online de la Universidad Europea.
"El acto de decorar tiene un componente emocional. Diversos estudios en psicología ambiental señalan que preparar un espacio para un evento significativo incrementa la sensación de control, anticipación positiva y conexión social”", destaca.
Según señala, en particular son los colores los que tienen un impacto psicológico bien documentado: el rojo, asociado con la energía y la pasión, evoca el espíritu festivo y una sensación de calidez; mientras que el verde, con su conexión natural, representa esperanza y renovación.
Por su parte, los tonos dorados y plateados, frecuentemente utilizados en decoraciones, están vinculados al lujo y la sofisticación. “El uso de estos colores no solo embellece los espacios, sino que también crea asociaciones emocionales profundas, despertando recuerdos y reforzando tradiciones”, señala Jorge Pastor.
NUEVAS TENDENCIAS, NUEVAS NECESIDADES
Por el contrario, las tendencias modernas apuestan por tonalidades más sobrias, como los blancos, grises y tonos pastel. “El auge de los estilos minimalistas refleja una necesidad de equilibrio y calma en espacios que invitan al recogimiento, a diferencia de la explosión de dinamismo que generan los colores tradicionales”, afirma el experto.
Este cambio de paleta no solo se observa en los hogares, sino también en los espacios comerciales, donde se emplea para adaptar los ambientes a un público más diverso y exigente. Así, en el ámbito comercial, los colores adquieren un rol estratégico en la creación de ambientes. Rojo y dorado, en particular, son elementos clave para atraer la atención de los consumidores y promover las compras.
Pastor destaca que “la decoración en los escaparates está diseñada para detonar emociones específicas y generar una sensación de urgencia o deseo. Esto no es casualidad --asegura--: la psicología del color es una herramienta poderosa en el ámbito del marketing”.
El impacto emocional de la decoración navideña no se limita a los colores. Las formas, texturas y materiales también juegan un papel importante e invitan a la reflexión sobre sostenibilidad. Cada vez es más frecuente ver decoraciones fabricadas con materiales reciclados o integradas con productos locales.
PRÁCTICAS MÁS CONSCIENTES
Para Pastor, “este cambio cultural hacia prácticas más conscientes no solo responde a la búsqueda de sostenibilidad, sino también a la necesidad de personalizar la experiencia navideña, haciendo que cada detalle tenga un significado más profundo”.
Sin embargo, indica es importante encontrar un equilibrio entre lo emotivo y lo funcional. “Aunque decorar puede incrementar la anticipación y la alegría, mantener los adornos durante periodos prolongados puede generar saturación emocional. Esto afecta tanto a nuestro entorno como a nuestro bienestar mental”, concluye.