NUEVA YORK 12 Jul. (Reuters/EP) -
Una revisión de estudios de la Universidad de Calgary, en Canadá, ha revelado que la inducción al parto no tiene porqué estar asociado a un mayor número de cesáreas, como habían sugerido algunas investigaciones previas. De hecho, se ha visto que en realidad disminuye el riesgo.
Actualmente se estima que alrededor del 32 por ciento de los nacimientos que se registran en Estados Unidos son por cesárea, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en sus siglas en inglés), un procedimiento que aumenta el riesgo de lesiones intestinales o de vejiga en la mujer y, por otro lado, expone a los bebés a un mayor riesgo de problemas respiratorios.
Sin embargo, el análisis de 37 estudios publicado en la revista 'International Journal of Obstetrics & Gynaecology' ha analizado la posibilidad de que este número elevado de cesáreas pudiera estar vinculado a una mayor realización de partos inducidos y ha visto que no hay tal relación.
Para ello, en los estudios analizados se observó si las embarazadas de entre 37 a 42 semanas habían esperado al parto natural o se lo habían provocado.
La mayoría de los estudios incluyeron a mujeres que no tenían ningún problema adicional para provocar el parto, más allá que un embarazo prolongado, pero en 10 estudios sí se vieron casos de mujeres con gemelos o problemas de salud, como diabetes y presión arterial alta.
En total analizaron datos sobre cerca de 6.250 mujeres a las que se les provocó el parto y unas 5.920 a las que se les dejó a la espera. En general, se vió como aproximadamente el 17 por ciento de las mujeres que a las que se les provocó el parto tuvieron que someterse a una cesárea, frente al 20 por ciento de quienes no lo hicieron.
Los resultados sugieren que la reducción de las inducciones no ayudaría mucho a reducir el número de cesáreas. "No hay diferencias notables", ha reconocido Stephen Wood, autor principal del informe.