MADRID, 5 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un estudio de la Asociación Americana de Oftalmología (AAO, por sus siglas en inglés) ha mostrado que un sistema implantable en el ojo que administra un fármaco contra la degeneración macular asociada a la edad, 'Lucentis' (ranibizumab), puede espaciar su tratamiento hasta 15 meses en algunos pacientes.
La investigación, presentada en el congreso de la AAO 2018, representa un avance en el tratamiento de la enfermedad porque habitualmente se trata con inyecciones oculares casi mensuales. La degeneración macular asociada a la edad comporta una pérdida de visión muy severa o ceguera.
'Lucentis' se utiliza para tratar la degeneración macular desde hace 12 años, y fue el primer tratamiento que frenaba la enfermedad y permitía que el 90 por ciento de los pacientes conservara su visión, según diversos estudios clínicos. No obstante, los resultados reales muestran que ese porcentaje disminuye hasta el 50 por ciento.
Una de las razones principales que explican esta disminución es que los pacientes de degeneración macular asociada a la edad están infratratados, ya que la mayoría de los que padecen la afección deben ir al oftalmólogo cada seis u ocho semanas para mantener su visión, lo que puede ser difícil para pacientes ancianos que conviven con otras enfermedades y dependen de terceros para acudir a las consultas.
Los investigadores han buscado una alternativa a las inyecciones mensuales casi desde el momento en el que se introdujo el fármaco. Han ideado un implante quirúrgico en el ojo que consta de un dispositivo recargable con un reservorio del medicamento, algo más largo que un grano de arroz. El dispositivo libera el medicamento a la parte posterior del ojo durante un período de tiempo más prolongado.
PEQUEÑO ESTUDIO EN 220 PACIENTES
Se ha probado en un estudio multicéntrico y randomizado que incluía 220 pacientes. El líder de la investigación, el doctor Carl D. Regillo, ha indicado que los pacientes tratados con la mayor concentración del fármaco necesitaron una recarga una media de 15 meses después y ha calificado de "emocionante" el hecho de necesitar menos inyecciones y visitas al oftalmólogo.
Además, la investigación resalta el perfil de seguridad general del dispositivo, que no es visible desde fuera, ya que se implanta debajo del párpado y aparece, a lo sumo, como un pequeño punto. Después de la cirugía inicial, puede rellenarse durante la visita regular al oftalmólogo.
"Pero más importante, creemos que se traducirá en mejores resultados visuales porque en el mundo real los pacientes reciben menos tratamiento del que necesitan. No se hace conscientemente, pero con el tiempo suceden cosas: enfermedades, hospitalizaciones o tormentas de nieve, y las citas se pierden o se retrasan", ha explicado el doctor Regillo.
"Si un paciente llega una o dos semanas tarde para una visita de vez en cuando puede conllevar una disminución de la visión y no siempre puede recuperarse. Es una enfermedad implacablemente progresiva", ha concluido el investigador, que ha revelado que el sistema puede estar disponible para los pacientes en más o menos tres años.