MADRID, 17 Dic. (EUROPA PRESS) -
La esclerosis múltiple es una enfermedad neurodegenerativa con un fuerte impacto en la calidad de vida de los pacientes, no sólo por la trascendencia de sus síntomas sino también por el momento en que se produce, en personas de 20 a 40 años, lo que hace que hasta un 50 por ciento de los afectados tenga problemas de ansiedad o depresión en el momento del diagnóstico y posteriormente.
De hecho, es la principal causa de discapacidad o secuelas neurológicas en el adulto joven, según ha reconocido el jefe del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid Ruber Juan Bravo, Rafael Arroyo, en una entrevista a Europa Press con motivo del Día Nacional de la enfermedad que se celebra este lunes, 18 de diciembre.
En España hay unos 47.000 afectados y la enfermedad se produce por una alteración del sistema inmune, que "se equivoca" y ataca a las estructuras de aislamiento y apoyo que rodean las neuronas del cerebro, la médula espinal y el nervio óptico, causando alteraciones visuales, de sensibilidad, fuerza, motricidad o equilibrio.
Existen dos tipos, la remitente-recurrente, que es la más habitual y se caracteriza por la aparición de brotes cada cierto tiempo que a medio plazo van dejando secuelas neurológicas; y la progresiva, que evoluciona con un empeoramiento neurológico a medida que pasan los años.
En ambos casos, la enfermedad causa un fuerte impacto en el momento del diagnóstico porque "es gente que está todavía estudiando o acaba de comenzar su vida laboral", reconoce Arroyo.
Dependiendo de la evolución de la enfermedad muchos pacientes deben acabar dejando sus trabajos, al tiempo que también tiene impacto en su vida personal y en las relaciones sociales, de ahí la necesidad de ofrecer apoyo psicológico dentro del abordaje multidisciplinar que requiere la enfermedad.
"HA CAMBIADO LA HISTORIA NATURAL DE LA ENFERMEDAD"
No obstante, ha apuntado este experto, en los últimos años la aparición de nuevos tratamientos ha permitido "cambiar la historia natural de la enfermedad".
El avance ha sido más significativo en el caso de la variante remitente-recurrente, ya que hay un "abanico" de más de una decena de tratamientos diferentes que permiten tanto reducir como espaciar la aparición de brotes.
"Se la conoce como la enfermedad de las mil caras, por eso hay que tomar una decisión de forma individualizada, dependiendo del paciente y sus características. Cada vez estamos logrando disminuir más el número de brotes, e incluso reducirlos del todo", ha señalado.
PRIMER AVANCE EN LA VARIANTE PROGRESIVA
Y en el caso de la variante progresiva, donde hasta ahora no había alternativas terapéuticas más allá del tratamiento de los síntomas, está previsto que el próximo año pueda ya utilizarse el primer fármaco que ha demostrado "moderados pero claros beneficios" a la hora de disminuir la progresión de la enfermedad primaria progresiva.
En estos casos el avance será relevante dado que son pacientes en los que "la progresión hacia la discapacidad es mayor y llega antes", según Arroyo, lo que hará necesario estudiar también cómo afectan a estos pacientes otras enfermedades relacionadas con la edad.
"El paciente ya no va a tener 40 sino 60 años, por lo que habrá que tener en cuenta otras patologías como las cardiovasculares, hipertensión o el cáncer. Hay que saber que los pacientes pueden tener otras enfermedades y por ello hay que saber delimitar bien los tratamientos", ha destacado.
Por el momento no hay estudios que asocien la esclerosis múltiple con ser más propensos o, en cambio, estar protegidos frente a determinadas enfermedades, según este experto, que no obstante celebra los avances que se han conseguido en la última década en el abordaje de la enfermedad. En los que España, ha puntualizado Arroyo, "ha sido uno de los países más protagonistas en investigación clínica y traslacional".