Cómo gestionar las emociones y necesidades de los niños

Madre e hija
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Actualizado: sábado, 24 noviembre 2018 9:58

   MADRID, 24 Nov. (EDIZIONES) -

   Es vital saber atender las necesidades de nuestros hijos, así como ayudarles a gestionar poco a poco sus propias emociones. Sólo así lograrán ser en el futuro personas seguras de sí mismas, independientes y autónomas, y el papel de los padres o cuidadores en la primera infancia es vital para ello.

   Durante los primeros 10 años de vida de los niños, al menos, estos dependen al 100% de quienes les cuidan. Desde el nacimiento se establecen relaciones de apego entre el niño y algún adulto significativo, a fin de satisfacer las necesidades que van apareciendo en cada etapa del desarrollo evolutivo. No es una relación de igualdad, sino de dependencia emocional.

   Ya en la segunda década de la vida, cuando las personas deben desarrollar su autonomía personal gracias a la educación recibida, tanto en casa como en la escuela, hay que trabajar la educación emocional. Muchas personas pasan a depender del grupo, después de la pareja, construyendo así vínculos peligrosos que pueden derivar en que la persona prefiera tener conductas arriesgadas, como ocurre en situaciones de maltrato, antes que asumir la verdadera autonomía emocional.

   Por ello es vital educar a nuestros hijos como personas autónomas, de pensamiento y de comportamiento, y también emocionalmente, según afirma en una entrevista con Infosalus el psicólogo clínico y doctor en Educación Rafael Guerrero, con motivo de la publicación de 'Educación emocional y apego' (Libros Cúpula).

   "Si no cubrimos las necesidades de nuestros hijos se traducirá en el futuro en grandes dificultades, cualquier circunstancia les generará frustración, mala gestión emocional, podrán ser personas que no encajen en ninguna pareja, o que al final que sí conectan con alguien pero no saben gestionar a sus hijos porque no saben gestionarse a sí mismos. Un 40% de población tiene apego inseguro. Desgraciadamente no tuvieron padres que les dieron todo lo que necesitaban en su momento. El que tiene apego inseguro es como el que tiene ceguera, es inseguro en todo, aunque es normal estar más seguro en unos campos que en otros", destaca.

   Así, el experto subraya que desde el nacimiento hay que trabajar ese apego con los niños. Según explica, estos contraen un vínculo muy fuerte con sus padres, un apego, por cuestión de supervivencia. "El ser humano tiene en sus genes, aunque él no sea consciente, la supervivencia, está para sobrevivir y no para ser feliz", subraya. El también director de Darwin Psicólogos pone de ejemplo que si a un recién nacido se le deja en la cuna y no se le atiende a la larga podrá morir.

   "Al nacer somos inmaduros al 100% y es lo que nos lleva a ser dependientes, nos vinculamos por tanto por necesidad, no porque nos apetezca. Eso sí, ese apego puede ser malo o bueno, porque el niño que está siendo abusado o maltratado en su día a día en su familia está apegado a su maltratador y abusador, está mal apegado, pero está apegado. Sin esa persona que le está dando esa protección (le da de comer) y a la vez está siendo maltratador o abusador, sin ella no sobreviviría. Por eso, en definitiva nos apegamos por necesidad", remarca.

   A su vez, sostiene que el apego es algo que se empieza a desarrollar desde la cuna y acaba en el lecho de muerte, no termina nunca. "Estamos constantemente apegándonos y desapegándonos. Antes de la adolescencia te apegas con los padres. Cuando llega la adolescencia, en torno a los 10-12 años, hay muchos cambios a nivel cerebral y cognitivo, aparece el pensamiento crítico, se va en contra de lo que los padres dicen, y ese adolescente se desapega de sus progenitores para hacerlo a sus amigos, parejas o a los ídolos de masas como Justin Bieber o Cristiano Ronaldo. Una vez que pasa la adolescencia todo se vuelve a normalizar en relación a los padres. Después, me apegaré a una pareja y estableceré otro vínculo emocional, pero el apego no desaparece", subraya.

   Por eso, Guerrero ve importante fortalecer y asentar ese apego seguro para el futuro de los niños, en clave de supervivencia en primer lugar y después porque todo lo que los padres enseñen a sus hijos tendrá consecuencias en el corto, en el medio y en el largo plazo para su vida. "La manera que tenemos de vincularnos con nuestros hijos estará de por vida. Si establecemos buena comunicación con ellos, son niños atendidos, que les legitimamos sus emociones, les damos la importancia y el rol en la familia, son niños queridos a los que se les dedica tiempo y atención, son respetados (características de apego seguro) conseguiremos que cuando sean adolescentes y adultos sea seguros de sí mismos", sostiene.

   Eso sí, llama la atención sobre el hecho de la etapa o punto en el que se encuentre el niño. "Hay que favorecer su seguridad, protegerles cuando lo necesiten, no sobreprotegerles, hacerlo en su justa medida. Si de mayor una persona confía en sí misma y sabe que no es capaz de todo, porque conoce sus limitaciones, implica que los padres han hecho un buen trabajo", sostiene.

   Según Guerrero, todo está relacionado íntegramente con la educación emocional de los hijos. "Si no eres empático con un niño con problemas las pautas o estrategias a poner en marcha no valen para nada y hay que hacer ese proceso de empatía, ponerse en el lugar del otro y entender como se siente. Desarrollar esta capacidad innata es fundamental ya que en ella reside el origen de las relaciones personales positivas: la compasión, el amor, la moral, el derecho, la justicia, los valores humanos, la convivencia en paz y la prevención de la violencia", remarca.

PAUTAS A PONER EN MARCHA

   Con todo ello, este psicólogo clínico plantea dos simples pautas a poner en marcha:

   1.- Para generar o consolidar un apego seguro lo primero es ofrecerle protección y seguridad. "Dado que el bebé llega al mundo 100% inmaduro y es dependiente hay que protegerle, la primera característica básica del apego seguro, y que nos vinculemos con ellos es darles seguridad, confianza, atender a sus necesidades. Pero éstas cambian con la edad. Al nacer son 100% dependientes, pero poco a poco no lo son, por lo que hay que atenderles cuando lo necesiten, no darles seguridad las 24 horas del día", incide.

2.- Aunque a veces se ve como contradictoria, hay que darles autonomía poco a poco. Se les debe permitir el explorar, el curiosear, se nace con esa emoción de ser curioso, de aprender e ir mejorando, que vayan haciendo cosas por sí solos pero cuando sean capaces.