MADRID, 26 Mar. (EUROPA PRESS) -
La Fundación Aladina ha ofrecido asistencia psicológica gratuita a 449 niños enfermos de cáncer dentro de su programa de atención psicológica, además de 42 padres y 18 hermanos.
Aladina cuenta ya con cuatro psicooncólogas que ofrecen asistencia profesional y gratuita en el Hospital Niño Jesús y en el Hospital Gregorio Marañón, ambos de Madrid, y en el Hospital de Cruces, en Bilbao, a los que llegan menores procedentes de diferentes provincias de toda España. Además, la entidad, presidida por Paco Arango cuenta con una consulta privada donde se atienden diferentes casos y se reúnen los Grupos de Duelo de padres que han perdido a sus hijos a raíz del cáncer.
Ejemplo de esta ayuda psicológica prestada por la organización son Yago y su hermano Hugo. Yago sufre neurofibromatosis, una enfermedad rara que ocasiona tumores. En su caso, apareció un tumor en el nervio óptico que derivó en ceguera. La psicooncóloga de la fundación, Valeria Moriconi, se cruzó en el camino de esta familia, pero no fue atendiendo a Yago sino a Hugo, uno de esos hermanos que también necesitan ayuda especializada. Cuando operaron a Yago, Hugo sufrió tanto que simplemente dejó de hablar durante una semana. La ayuda de Valeria fue fundamental.
"Los padres estaban preocupados porque Hugo se sentía desplazado, se sentía una carga, desconectado de mamá y de papá, porque los veía de forma alterna, como suele pasar durante los ingresos", ha apuntado la especialista.
Hoy, Yago ha vuelto al cole, al mismo que su hermano, y lucha por normalizar su nueva situación. Mientras, sigue con sus revisiones para controlar la enfermedad. "Con Valeria juego al veo-veo, a pensar animales...Valeria es de mis mejores amigas", ha asegurado Yago.
GRUPOS DE DUELO La Fundación Aladina es pionera en la creación de Grupos de Duelo para padres que han perdido a sus hijos a raíz del cáncer. Los grupos son un lugar de encuentro donde aprenden mecanismos para salir adelante y comparten sus experiencias.
La premisa fundamental es compartir, un estado de ánimo, una emoción, una duda, un recuerdo, una risa o una lágrima. Respetando los tiempos y lo vivido por cada uno de ellos, el grupo acompaña a cada miembro en este complicado tránsito y las psicooncólogas ayudan a los padres a encontrar los mecanismos que les permitan convivir con su tristeza sin que ésta les paralice.