MADRID, 11 Ene. (EUROPA PRESS) -
La forma en la que el cuerpo almacena la grasa influye en la aparición de patologías relacionadas con la obesidad, como por ejemplo la diabetes tipo 2, según ha sugerido la bióloga y científica emérita del Smithsonian Tropical Research Institute (Panamá), Mary Jane West-Eberhard.
Su trabajo, publicado en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences', recuerda que al poco de nacer, el cuerpo toma decisiones sobre dónde almacenar la grasa, lo que demuestra el hecho de que los fetos que están mal nutridos tengan más tejido adiposo visceral (IVA) en lugar de grasa, ya que ésta evolucionó para proteger frente a las infecciones.
Los investigadores estudian la obesidad desde diferentes perspectivas, pero la investigadora quiso saber cómo el cuerpo toma decisiones sobre dónde depositar la grasa y por qué. "Tratar de comprender las enfermedades relacionadas con la obesidad sin entender las estructuras abdominales que se vuelven obesas es como tratar de entender las enfermedades circulatorias sin conocer las funciones del corazón", ha dicho.
En este sentido, la experta ha señalado que el hecho de que el tejido graso visceral evolucionara para combatir las infecciones viscerales proporciona una hipótesis causal de cómo los edulcorantes ricos en fructosa y las grasas saturadas contribuyen a la aparición de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2.
En el pasado, el papel de la grasa visceral como parte del sistema inmunológico puede haber sido más importante que en la actualidad debido a que la inanición y las infecciones eran más comunes. Sin embargo, la investigadora ha propuesto que en los fetos sujetos a estrés nutricional, se pueda almacenar más energía como grasa alrededor de los órganos abdominales, en lugar de como grasa debajo de la piel (grasa subcutánea o SAT).
"Creo que la combinación de desnutrición temprana en la vida junto con las dietas modernas de grasas saturadas y grasas trans y alimentos con alto contenido de fructosa disponibles a escala global está llevando a una situación que es tóxica para las personas en muchas culturas diferentes.
La forma del cuerpo de la gente, manzana o pera, se basa en la forma en la que sus cuerpos distribuyen la grasa", ha zanjado la bióloga.