La Clínica Universidad de Navarra participa en la fase 5 del análisis internacional IOTA International Ovarian Tumor Analysis
PAMPLONA, 9 Feb. (EUROPA PRESS) -
La fiabilidad de la ecografía en la identificación de las lesiones de ovario podría evitar intervenciones innecesarias, según el estudio internacional IOTA (International Ovarian Tumor Analysis), en el que participa la Clínica Universidad de Navarra.
Determinar si la ecografía es segura en el seguimiento de tumores de ovario de aspecto benigno y si permite conocer la evolución natural de estas lesiones es el principal objetivo del estudio, que en su fase 5 cuenta con la participación de un equipo del departamento de Ginecología de la Clínica Universidad de Navarra, uno de los dos únicos centros españoles que van a participar en la investigación, según ha informado la CUN en una nota.
El especialista del departamento de Ginecología de la Clínica y responsable del estudio en este centro médico, el doctor Juan Alcázar, ha explicado que el estudio IOTA se diseñó para analizar el papel de la ecografía en la identificación de las lesiones ováricas de naturaleza benigna, como quistes simples, quistes dermoides, endometriomas o quistes mucinosos, y malignas, como el cáncer de ovario.
Este estudio internacional se inició con su fase 1 en el año 2000. Según Alcázar, "en sus cuatro primeras fases los resultados demuestran que esta técnica es excelente para diferenciar de manera muy fiable las lesiones benignas de las malignas".
En esta quinta parte del estudio el objetivo se centra en "determinar la evolución natural de las lesiones benignas de ovario a largo plazo", ha precisado el especialista. "En definitiva, se trata de saber qué ocurre si se decide no operar a una paciente a la que se le detecta una lesión de ovario que no ofrece sospecha de malignidad", ha indicado.
DESTINATARIAS DEL ESTUDIO
El estudio internacional que comienza ahora va dirigido a mujeres con un diagnóstico de tumor (lesión) de ovario de apariencia benigna, según la ecografía diagnóstica, y que se presente asintomática (sin síntomas aparentes), es decir, que la lesión se haya diagnosticado debido a un hallazgo casual. Estos serían los requisitos imprescindibles para que una paciente pueda ser incluida en el estudio. Inicialmente, la investigación se dirige únicamente a mujeres por debajo de 45 ó 50 años (pre-menopáusicas).
En esta población femenina, el cáncer de ovario tiene una incidencia muy baja, a diferencia de lo que ocurre en las mujeres postmenopáusicas, en las que es más prevalente. Con tal motivo, en este colectivo de mujeres mayores la intervención quirúrgica de estas lesiones es más habitual, ha señalado el ginecólogo.
Sin embargo, ha apuntado que en muchas mujeres jóvenes hoy en día se opta por la cirugía cuando, tal vez, la conducta expectante podría ser una alternativa válida, evitando los riesgos de la cirugía y la posible pérdida de, al menos, un ovario.
ESTUDIO PREVIO DE LA CUN
La invitación a la Clínica Universidad de Navarra a participar en el estudio internacional IOTA surge de la experiencia previa del centro hospitalario navarro en líneas similares de investigación.
En concreto, la doctora Begoña Olartecoechea, especialista del Departamento de Ginecología de la Clínica, analizó -como objeto de su tesis- la evolución de lesiones ováricas benignas identificadas en 165 pacientes con un seguimiento, en algunos casos, de hasta 15 años. Se trata del estudio evolutivo a más largo plazo de este tipo de alteraciones ováricas del que se ha informado hasta la fecha.
Entre las principales conclusiones de la investigación desarrollada por la doctora Olartecoechea figura que "la tasa de complicaciones debidas a lesión benigna detectada (torsión, rotura o hemorragia) es muy pequeña, por debajo del 1 por ciento de los casos".
En la Clínica, el control de las pacientes se efectúa mediante una ecografía anual. Con esta prueba diagnóstica, los especialistas del departamento de Ginecología observaron que de las 165 mujeres examinadas, sólo en un caso se produjo torsión ovárica y en dos la lesión evolucionó con el tiempo a cáncer.
De ellos, uno se malignizó al cabo de 10 años de seguimiento y el otro, de 4, y en ambos el pronóstico del tumor es bueno, dado que se diagnosticaron muy precozmente, según el doctor Alcázar.
RIESGOS DE LA INTERVENCIÓN
Otro de los aspectos relevantes del estudio de la doctora Olartecoechea reside en el análisis de los riesgos que podría comportar la intervención quirúrgica, teniendo en cuenta que el estudio de la Clínica se centra en un colectivo de mujeres pre-menopáusicas, por lo tanto en edad reproductiva.
Cuando el tumor es de reducido tamaño y queda ovario sano, "su extirpación es más que discutible, si se tienen en cuenta los riesgos que pueden derivarse de la cirugía", asegura el especialista. A este respecto, ha destacado la existencia de diversos estudios que demuestran que "aun quitando sólo el quiste ovárico y preservando parénquima ovárico, la reserva folicular de ese ovario (capacidad para producir óvulos) disminuye significativamente".
El doctor Alcázar asume, en este sentido, que ante la opción no quirúrgica puede alegarse que el quiste también podría interferir en la reproducción. "La diferencia es que con la cirugía ocurre seguro, mientras que si se deja el quiste para controlarlo y observar su evolución, la afectación de la reproducción no es segura", ha explicado. En concreto, este es otro de los aspectos de los que se va a ocupar esta quinta fase del estudio internacional IOTA.