MADRID, 2 Jun. (EUROPA PRESS) -
Diferentes expertos han destacado la necesidad de garantizar que el médico pueda prescribir libremente el tratamiento que considere más adecuado para sus pacientes con artrosis para evitar desigualdades entre unos y otros, según han destacado durante un acto organizado por Fundamed con la colaboración de Bioibérica.
En dicho encuentro han analizado la situación vivida en la Comunidad Valenciana después de que a finales de 2014 diferentes asociaciones mostraran su preocupación por el acceso que los pacientes a algunos fármacos para este trastorno, como el condroitín sulfato y la combinación de condroitín sulfato con glucosamina.
El problema, han destacado, es que tras esta situación subyacen problemas de índole económico pese a que "son más eficaces que otros fármacos que actualmente se están prescribiendo, y que presentan efectos adversos", ha destacado José Horga, catedrático de Farmacología Clínica de la Universidad Miguel Hernández de Alicante.
Este experto entiende que son los médicos los que deberían llevar a cabo el análisis y evaluación de estas terapias, que hasta ahora han demostrado ser el fármaco con mejor relación beneficio-precio contra la artrosis.
Desde el Comisionado para la Equidad del SNS de la Alianza General de Pacientes (AGP), su presidente Ángel Gil aseguró que la administración tiene que ir al ritmo de las innovaciones y aboga por que el paciente actúe como "verdadero eje del sistema" y esté informado para paliar éstas dificultades de acceso.
Algo en lo que ha coincidido el presidente de la Liga Reumatológica Española (LIRE), Benito Marcos, que pide que las autoridades sanitarias deleguen el trabajo de la prescripción en los profesionales, mientras que la presidenta de la Asociación Española contra la Osteoporosis y la Artrosis (AECOSAR), Beatriz Soto, aboga por informar más al médico de Atención Primaria.
En cuanto a las connotaciones legales, Juan Suárez de Faus & Moliner explicó que todo este debate es un tema complejo que requiere de soluciones complejas, pero ve "inaceptable el discurso del paciente como centro del sistema, cuando al final son declaraciones de cara a la galería, y estos derechos que formalmente no se reconocen se eliminan de forma solapada a través de artimañas sofisticadas e ingenionsas como estas iniciativas de prescripción sistemática".